La muerte del joven mapuche Rafael Nahuel (22), este sábado en un enfrentamiento ocurrido a pocos kilómetros de Bariloche, genera versiones dispares según de dónde emane la información.
El hecho ocurrió cuando un fuerte operativo de fuerzas federales se concretaba en la zona de Villa Mascardi, a 35 kilómetros de Bariloche. Efectivos de distintas fuerzas recorrían la zona de montaña para alcanzar a un grupo de la lof Lafken Winkul Mapu que había escapado de un desalojo, el jueves pasado.
El cruce se produjo en horas de la tarde y desde el grupo mapuche se arrojaron piedras y palos que fueron repelidos por los agentes federales con armas.
Según informa el sitio de Bariloche ANB, Rafael Nahuel recibió un proyectil en el glúteo que terminó causándole la muerte. Otras dos personas, entre ellas una mujer que luego se supo es militar voluntaria, fueron heridas en el pecho y en el hombro.
El juez federal Guillermo Villanueva ordenó el secuestro de todas las armas del grupo de Prefectura que intervino en el procedimiento.el grupo de Prefectura que intervino en el procedimiento.
El Gobierno habla de un plan armado
Desde el Gobierno se planteó que hubo un ataque del grupo mapuche y estableció a través de un comunicado del Ministerio de Seguridad que se utilizó “una metodología de violencia armada”.
En el comunicado, la cartera que conduce Patricia Bullrich , expresó que “lamenta lo sucedido pero considera que, en esta oportunidad, no se trató de un grupo de protesta o de reivindicación sino de una metodología de violencia armada, inadmisible con la democracia y el Estado de Derecho”.
Señala, además, que intervinieron “cuatro efectivos de la agrupación Albatros de la Prefectura Naval Argentina, cumpliendo con la orden judicial del juez federal Gustavo Villanueva” precisó que se trataba de tareas de “rastrillajes en la zona de Villa Mascardi con el objeto de recabar información e identificar a las personas pófugas luego del desalojo realizado el día jueves sobre los terrenos tomados por el RAM”.
El grupo detectó “más de 10 barricadas de madera y tierra, que el día anterior no estaban” en una de las cuales había “entre 15 y 20 personas”, precisó.
Dos de los efectivos, agregó, bajaron a pedir ayuda y los otros dos se escondieron en el lugar, quienes escucharon lo que “aparentaban ser gritos de guerra” de esas personas que estaban “encapuchadas, con máscaras antigases de tipo militar y banderas con lanzas que en sus puntas tenían atados cuchillos”.