PhoTortul 2030
“Ventanas a la magia”
Calle Colón – V.Carlos Paz
2020
Especiales de Hiemacar – Hitos

Hay un par de ventanas, viejas, aguantadoras, tenaces, históricas… que tuvieron la particularidad de ser una via de escape para pandillas de niños en edad de travesuras, hacia un mundo de aventuras, fantasias y magia.
¿O de que otra manera se puede hablar de una ventanuca que, en tórrido veranos, se debía dejar abierta en plena función de cinema cuando el aire acondicionado no existía ni en la NASA?!?

La calle que homenajea a Cólon es austera en Carlos Paz.
Apenas posee 100 metros para unir la de un tal Roca (¿El Zorro del Desierto Julio Argentino, Ataliva, Alejandro, Don Deodoro o un Gobernador?!?) con Sarmiento (el único… el ilustre sanjuanino con cara de tuje), en peligrosísima pendiente.
¿Merecía más el valiente, intrépido y testarudo marino genovés?!?
Algunos dirán que si.
Otros, dirán que nada descubrió, sino que abrió la puerta al saqueo de Europa a estas tierras que llevan, extrañamente hoy, el nombre de su colega de apellido Vespucio.

Pero dejemos a Cristonal Colón para otra ocasión y vamos a las ventanas que posee la calle Colón en sus últimos metros, en plena pendiente pronunciada, a metros del bulevar.

Esa “Ventana indiscreta” no es la de Hitchcock, que permitía a James Stewart ver todo lo qua pasaba en su barrio vertical… pero si la que dejaba contemplar ‘gratarola’ a diferentes pandillas carlospazonzas… las películas proyectadas en el legendario Cine Ocean, el primero del Pueblo.

El Cine Ocean era pobre.
El Yolanda tenia más garbo.

De todos modos, repito, no había aún cabida para ‘los fundamentalistas del aire acondicionado’, y apenas si los calorones estivales, en 3 o 4 horas de matiné o continuados, se mitigaban con abanicos (solo Ellas, obvio), alguna bebida de ocasión… y ruidosos ventiladores que competían con la banda sonora del film.

La falta de guita, pero mas la sed de aventura, llevaba a esos pendex, que hoy son abuelitos, a treparse apenas (la pendiente ayudaba) a los techos de esa recova donde funcionaba una panadería… y espiar el film.

Una de tiros, esa de Trinity, King Kong con la rubia más rubia: la Jessica Lange… una de cowboys donde los indios eran tan tontos como los alemanes en la de guerra de la semana anterior.

Todo iba bien hasta que el dueño del Ocean lo descubría… o el encargado se cansaba de hacer la vista gorda (no se si se puede seguir diciendole gorda a la vista).

Frené la #RenoñetaEternautica con triple freno de mano en la inclinada Colón y gatillé, desde la ventanilla nomás, mientras esperaba algún mandado de mi hija, en la Sarmiento.

No me conformé con eso, me bajé tras poner 2 frenos más… y me acerqué a la tapia, caminando inclinado como en ma Casa de Casper.

Como siempre pasa, los obstáculos, una vez superados, mirando para atrás, no parecen tan grandes. La travesura, la proeza… o la hazaña de hacerse el pícaro y mirar cine gratis, ya no me pareció tan arriesgada… ni tan difícil. Claro que pasaron los años y el plan de hacer trampas para gozar del Séptimo Arte sin garpar, pasó a tener menos glamour. ¿O acaso piratear casetes, truchar devedés o manguear una clave de Netflix tiene riesgo?!?

El Cine Ocean sucumbió hace rato.
En EncuentroS contamos su historia varias veces.
Estaba en un pozo, casi metido en una barranca de piedra y fue necesaria mucha dinamita pico y pala según el Inge Scrosatti para construirlo.

Tras la magia del cine )vaya ‘engaño’ maravilloso), tuvo un tiempo de Iglesia Universal (vaya engaño brasileiro), y luego un paseo de compras y una inmobiliaria.

Pero el edificio está intacto.

Según Scrosatti estaba bien construido. No lo dudo.

Otros tiempos.
Lo que el tiempo se llevó.
Mirar Cine gratis en el Ocean. Vaya travesura inocente.

Y ese Fitito allí, como esperando que se proyecte “El Auto Fantástico” o “Rápido y Furioso XIV”… o vaya uno a saber que ‘historia de fierros’ vivió el mismo.

Otra más de cines… y van.
Los dejo, me al kiosko a comprar unos sugus o maní con chocolate… y los abro con cuidado para que no se caigan ni hagan ruido… como en el cine.

#ElCineOcean
#Hiemacar
#PatrimonioArquitectonico