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Un estudio de la UNC alerta por las contaminación de los ríos y del San Roque

Por María José Villalba- Redacción UNCiencia. En las últimas décadas el impacto de la contaminación en los recursos de agua dulce aumentó en todo el mundo. En consecuencia, la biota acuática, incluso aquella que es consumida como alimento es afectada por esta problemática.

 

El deterioro de los recursos hídricos por el incremento poblacional, la extensión de la frontera agropecuaria, la cría intensiva de animales y el desarrollo de numerosas industrias se convirtieron en temas candentes para la comunidad científica. La presencia de una gran variedad de contaminantes desafía el desarrollo de métodos analíticos para lograr identificarlos y cuantificarlos.

En este marco, el Laboratorio de Investigaciones en Contaminación Acuática y Ecotoxicología (Licae) del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (Cibici) de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC y el Conicet, presentó recientemente un estudio que recopila datos a partir de una treintena de investigaciones que desarrollaron a lo largo de sus 20 años de existencia.

Se trata del primer estudio en Argentina que reporta la ocurrencia estacional y la distribución espacial de tres grupos de contaminantes: plaguicidas de uso actual (CUP), productos farmacéuticos y de cuidado personal (PPCP) y cianotoxinas (CTX).

El estudio reveló, a grandes rasgos, alto riesgo por presencia de plaguicidas en ambas cuencas (45 % y 30 % de los sitios en los ríos Suquía y Ctalamochita, respectivamente), alto riesgo por presencia de productos farmacéuticos y de cuidado personal en el Suquía y riesgo moderado en la cuenca del Ctalamochita. También, riesgo medio por aparición de cianotoxinas en la zona del embalse San Roque, situación que empeora ostensiblemente en temporada de lluvias.

Además, la investigación menciona los únicos datos disponibles hasta ahora acerca de la ocurrencia de microplásticos en ríos cordobeses.

“La comparación en dos épocas del año diferentes como son las estaciones húmeda y seca es necesaria por la variación climatológica del área de estudio”, detalla Valeria Amé, directora del grupo de investigación.

Para Lidwina Bertrand, integrante del proyecto, resulta interesante además la posibilidad de comparar dos cuencas, como las de los ríos Suquía y Ctalamochita, con diferentes características hidrológicas y actividades antrópicas.

Micropeligros

Las investigadoras coinciden en remarcar que los pocos datos disponibles acerca de la presencia de microcontaminantes orgánicos en los ríos de América del Sur suelen ser resultado del esfuerzo de trabajos de investigación científica y no de programas de monitoreo periódicos, situación que preocupa especialmente a la hora de mejorar la gestión de los recursos de agua.

¿Pero qué son los microcontaminantes y cuál es el peligro que representan? Se trata de una innumerable serie de compuestos no deseables que están presentes en el medioambiente (plaguicidas, hidrocarburos, fármacos, microplásticos) y aunque su concentración suele ser muy baja, no por ello son menos preocupantes.

Su peligrosidad radica en que son compuestos de variable persistencia y capacidad de bioacumularse, que pueden producir efectos negativos en el medio acuático o terrestre y, directa o indirectamente, en las personas.

“Se trata de componentes liberados por los seres humanos que pueden encontrarse en el agua en concentraciones que van del nanogramo/litro al microgramo/litro. Pero estas concentraciones muy bajas no implican que dejen de ser riesgosos”, explica Valeria Amé.



Las muestras se almacenan en distintos tipos de envases de acuerdo a la familia de microcontaminante de interés y se transportan en condiciones refrigeradas para su análisis en el laboratorio. Fotografías: gentileza del equipo de investigación.

Plaguicidas de alto riesgo

Para el caso de los plaguicidas de uso actual la investigación determinó un alto riesgo en ambas cuencas.

Los diferentes estudios, que aportaron las muestras tomadas entre 1997 al 2016 en 11 sitios de la cuenca del Suquía y diez sectores del Ctalamochita, mostraron una frecuencia de detección variable según los compuestos.

Los herbicidas mostraron una frecuencia de detección mayor al 50% en ambas cuencas, mientras que hubo una mayor ocurrencia de insecticidas en la cuenca del Río Suquía respecto al Ctalamochita. Finalmente, la frecuencia de detección de fungicidas resultó ser mayor en el río Tercero que en el río Primero. Los extremos de ambas cuencas resultaron ser las zonas de mayor riesgo.

“Nos sorprendió la diversidad de plaguicidas detectados en el Río Suquía. Esto probablemente pueda explicarse, al menos en parte, por la influencia de zonas de producción hortícola en las proximidades del curso de agua. En el río Ctalamochita la diversidad de compuestos identificados fue menor, lo que probablemente tenga relación con dos aspectos: por un lado, el mayor caudal y efecto de dilución de ese curso de agua y por el otro, a una menor disponibilidad de datos para este río comparado con el Suquía”, advierte Bertrand.

Cuidado personal vs descuido ambiental

Respecto al monitoreo de productos farmacéuticos (distintos tipos de medicamentos) y de cuidado personal (cremas, champú, aceites, maquillajes) el río Suquía es el que detenta los mayores índices. El 36% de los sitios de su cuenca presentaron riesgo muy alto por estos contaminantes.

“Nuevamente la diversidad de sustancias en el río Suquía fue mucho mayor que la detectada en el río Ctalamochita, con más de diez familias de compuestos. Esta diferencia podría deberse a la menor cantidad de datos disponibles para el Ctalamochita, pero también a su mayor caudal y menor número de habitantes en su cuenca que favorece un efecto de dilución”, señala el estudio.

Un dato a destacar es que el mayor riesgo en el Suquía se detectó aguas abajo de la planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad de Córdoba, con la contribución de analgésicos, antibióticos y fármacos psiquiátricos, entre otros. El estudio señala que los efluentes de la planta contribuyen significativamente con el riesgo ecológico calculado, aportando 20 de los 47 compuestos de este grupo.

“Evidentemente hay un importantísimo aporte humano y un deficiente funcionamiento de la planta depuradora de efluentes cloacales, pero es importante aclarar que los muestreos que forman parte de la investigación son hasta el 2016, momento en el cual todavía no se habían realizado trabajos de refuncionalización de dicha planta”, observa Valeria Amé.

Para el río Ctalamochita se disponen menos datos sobre la presencia de productos farmacéuticos. Aun así, el sitio ubicado aguas abajo de Santa Rosa de Calamuchita fue el más afectado por este grupo de compuestos.

Cianotoxinas: un clásico del Lago San Roque

El comportamiento de cianotoxinas fue estudiado específicamente en el embalse San Roque. Allí la investigación determinó un riesgo moderado promedio, aunque en la desembocadura del río San Antonio y a la salida de la represa se detectó un alto riesgo en temporada de lluvias, marcado por la alta presencia de hepatotoxinas.

“Este resultado cobra mayor relevancia si se consideran los múltiples usos de este reservorio de agua, principal fuente de abastecimiento de agua potable de la ciudad de Córdoba y con un notorio uso recreativo durante las épocas más cálidas”, advierte el informe.

Contaminantes cada vez más diversos

Más allá de los resultados puntuales, las investigadoras no dudan en señalar que la gran certeza que aportó este estudio tiene que ver con los altos niveles y la amplia variedad de contaminantes detectados tanto en aguas superficiales como en los sedimentos de las dos cuencas hidrográficas más importantes de la provincia de Córdoba.

Para Valeria Amé, quien dirige este grupo de investigación, la importancia de estos estudios radica en la posibilidad de generar nuevos conocimientos y desarrollar herramientas para mejorar las mediciones. “Para llegar a los resultados se relacionó la cantidad de contaminante detectada con lo que se conoce como nivel de protección (cantidad de contaminante establecida por normas internacionales que no produce efecto negativo) y eso determina el coeficiente de riesgo”.

Lidwina Bertrand remarca que, ante la diversidad de contaminantes y la multiplicidad de fuentes de contaminación, resulta indispensable contar con información actualizada que aporte un panorama preciso y a partir de la cual se puedan llevar adelante mediciones comparativas.
“Entre las recomendaciones mencionamos la necesidad de incluir estudios acerca de la sensibilidad a estos grupos de compuestos de las especies nativas de la región, con el fin de predecir mejor los impactos en los ecosistemas locales”, agrega.

Otra recomendación importante, según Valeria Amé, es ampliar los muestreos en otros ríos y embalses de Córdoba ya que la información disponible es escasa y se encuentra en muchos casos desactualizada.

Por último, la publicación incluye un ranking de microcontaminantes prioritarios establecidos a partir de los datos disponibles, su toxicidad, destino y riesgo ecológico calculado. Se recomienda que estos compuestos sean incluidos en programas de monitoreo y que puedan ser considerados en un marco regulatorio.