“Lamento informar de que 162 (personas) murieron”, dijo el gobernador de Java Occidental, Ridwan Kamil, en un video al que tuvo acceso la agencia de noticias AFP.
En tanto, Adam, un vocero de la administración de la ciudad de Cianjur, en Java Occidental, que como muchos de sus compatriotas no tiene apellido, confirmó ese balance.
Sin embargo, la agencia indonesia de gestión de catástrofes todavía mantiene como cifra oficial la de 62 muertos (actualizando la última cantidad de víctimas fatales que había sido de 56).
Según esa agencia, más de 2.000 viviendas resultaron dañadas, más de 5.000 habitantes fueron evacuados y se reportaron, al momento, 700 heridos pero advirtieron que el saldo puede ser mucho mayor.
Previamente, Ridwan Kamil afirmó que se había restablecido parcialmente la electricidad por la noche, pero sin especificar si esto era así gracias a generaciones o porque la red eléctrica estaba funcionando.
El epicentro del sismo fue ubicado cerca de Cianjur, a unos 110 kilómetros al sudeste de Yakarta, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Tras el terremoto, Herman Suherman, el jefe de la administración de la ciudad de Cianjur, declaró a la cadena Metro TV que había un flujo constante de víctimas.
De acuerdo con su testimonio, el hospital Sayang de Cianjur no tenía más acceso a la electricidad desde el terremoto y los médicos no podían operar a las víctimas.
“Actualmente nos ocupamos de las personas que se encuentran en situación de urgencia en el hospital. Las ambulancias siguen llegando al hospital desde los pueblos”, aseguró Suherman.
En Yakarta, la capital del país, también se sintió la sacudida, pero por el momento no se reportaron víctimas ni daños importantes.
La directora de la agencia indonesia de meteorología, Dwikorita Karnawati, declaró: “Pedimos a la gente que se quede en el exterior de los edificios por el momento, teniendo en cuenta que podría haber posibles réplicas”.
Cientos de personas esperaban en el exterior de los edificios tras el terremoto y algunas de ellas llevaban cascos de protección contra las posibles caídas de restos.