Su cadáver fue descubierto en un armario oculto debajo de las escaleras

Según publica el medio ABC, uno de los casos más sorprendentes de los últimos años fue el de Jennifer Maedge, una mujer de 50 años que vive en Troy, Illinois, cuyo marido, Richard Maedge, desapareció en abril de 2022. Durante ocho meses, la mujer vivió con la esperanza de encontrar a su pareja, sin imaginar que su cuerpo había estado en su casa todo el tiempo, oculto en un espacio que ni siquiera ella recordaba.

De acuerdo con lo revelado por Jennifer en una entrevista con la revista People, el último contacto que tuvo con su marido fue un mensaje de texto en el que Richard decía que no se sentía bien y que saldría temprano del trabajo. Al llegar a casa, Jennifer encontró el auto de Richard en la entrada, pero él no estaba.

Tras denunciar su desaparición, la policía registró la casa varias veces, sin encontrar rastro alguno de Richard. Ni siquiera los perros adiestrados de la policía pudieron descubrir su paradero. Jennifer, devastada por la incertidumbre, continuó con su vida diaria sin dejar de buscar alguna señal que pudiera llevarla a su marido, revisando los diarios y cuadernos de Richard en busca de pistas que pudieran desvelar qué podría haber pasado. Lo que nadie esperaba era que el cuerpo de Richard había estado en la casa todo ese tiempo.

Ocho meses después de su desaparición, Jennifer se encontró con los restos de su esposo mientras buscaba las decoraciones navideñas. Su cadáver, en estado de momificación, estaba escondido en un armario oculto debajo de las escaleras, un lugar que las autoridades no habían registrado porque ni siquiera Jennifer pensó que Richard podría estar en ese habitáculo.

“Nunca pensé en eso, porque nunca pensé que él estuviera allí”, confesó. “Él había tenido problemas de salud mental en el pasado y me dijo que sabía cuál era su límite y que buscaría ayuda. Nunca se me ocurrió que se hubiera quitado la vida”, agregó. La remodelación, que habían hecho tiempo atrás, había convertido este armario en un espacio casi inaccesible, lo que contribuyó a que permaneciera oculto durante tanto tiempo.

El misterioso olor de la casa

Uno de los elementos más desconcertantes del caso fue el hecho de que, durante las dos primeras visitas de la policía, los agentes notaron un fuerte olor en la casa, similar al de una “cloaca”, pero no lograron identificar su origen. Ese mismo olor persistió durante varios meses, lo que llevó a Jennifer a pensar que se trataba de un problema con las tuberías. Incluso llamó a un plomero, pero, al igual que la policía, no lograron identificar de dónde provenía el mal olor.

La forense adjunta Kelly Rogers explicó a Fox que una de las causas por las que no pudieron encontrar el cadáver fue el estado de la propiedad. La acumulación de objetos y el desorden dentro de la casa hicieron que fuera más difícil detectar el origen del olor, que no se extendía por toda la vivienda, sino que permanecía confinado en ciertas áreas. Jennifer también mencionó que su marido tendía a “no deshacerse de nada”, lo que complicó aún más la situación.

“El olor no se extendía por toda la casa, era muy, muy confuso, porque no hay sótano ni nada, es más bien un espacio de acceso y una bodega”, comentó Jennifer, a lo que añadió: “Además, teníamos cuatro perros y un gato en casa, lo que hacía que percibiera muchos olores diferentes y mis problemas nasales en ese momento hicieron que fuera aún más difícil darme cuenta de lo que estaba pasando”.

“Sé que él no querría que me hundiera en su pérdida o en su fallecimiento o en nada de eso, así que simplemente tengo que intentar encontrar la manera de seguir adelante”, cerró la mujer.

 

 

 

 

Fuente y foto: ABC.esp