El atleta jamaiquino corrió la distancia en tan sólo 9.58 segundos lo que aún hoy, quince años después, se mantiene como el mejor tiempo de la historia a pesar de que muchos estuvieron “cerca” de alcanzarlo.
El récord lo consiguió en el Mundial de Atletismo de Berlín el 16 de agosto de 2009. Bolt ya había ganado, un año antes, las medallas de oro en 100 (9.69s) y 200 metros llanos en los Juegos Olímpicos de Beijing y se esperaba otra actuación igual que en China, pero no tan abrumadora como lo fue.
Usain Bolt alcanzó una velocidad media de 37,6 km/h y una velocidad máxima de 44,72 km/h.
Tras esa carrera final, su compatriota Asafa Powell (tercero con un registro de 9.84s) bromeó: “No pude alcanzarlo ni siquiera después de la meta”, mientras que Dwain Chambers, sexto en la final (10s), en el mismo tono manifestó: “¿Bolt? Le vi salir y luego desapareció”. El segundo, Tyson Gay, marcó un nuevo récord estadounidense con 9.71s.
Tres años más tarde, Usain también lograría el récord olímpico en Londres, con una marca también impresionante de 9.63s.
Nadie pudo acercarse lo suficiente a Bolt en estos 15 años. La clara marca está en que, durante los últimos cinco años, sólo el norteamericano Christian Coleman registró 9.76s, un poco más rápido que Noah Lyles en los recientes Juegos Olímpicos París 2024.