El Parque Nacional Quebrada del Condorito trabaja desde 2019 en la reintroducción de la vizcacha en sus tierras y la decisión tiene que ver con el rol ecológico que cumple este animal herbívoro.
“Su trabajo es estructurar la vegetación mediante el consumo de plantas. Al remover biomasa vegetal, la vizcacha es capaz transformar pajonales en céspedes”, explicaron desde el Parque Nacional.
Y añadieron: “Esos céspedes sirven de hábitat para numerosas especies, desde hierbas a ciertas aves y otros vertebrados, que sin los herbívoros no tendrían dónde establecerse ni prosperar”.
Por otro lado, debido a su hábito de cavar extensas galerías de túneles o las famosas vizcacheras, generan refugio para otras especies, que suelen aprovechar esas cuevas. Y es por eso que se les llama las “ingenieras del paisaje”.
Estudio preliminar
Desde el Parque Nacional señalaron que en un estudio de 2005 se pudo determinar que las vizcachas se extinguieron del territorio que hoy conforma el Parque Nacional a mediados del siglo XX, por caza excesiva y campañas de exterminio con veneno.
“Su reintroducción es parte de un plan de restauración ecológica del paisaje natural alto-serrano, tendiente a la diversificación de ambientes, para brindar hábitats a la mayor diversidad de especies posibles”, remarcaron y añadieron: “Para eso, también reforzamos poblaciones de otras especies, desde animales como el guanaco (Lama guanicoe) a árboles como el tabaquillo (Polylepis australis)”.
El Proyecto Vizcacha
Al Parque Nacional se “translocaron” 22 vizcachas en 2019, distribuidas en dos grupos originales, obtenidas de un campo privado con permisos de la provincia de Córdoba. Como son animales sociales, y además mantienen fidelidad a su grupo, se las mantuvo unidas según la cueva de procedencia, no mezclándolas entre grupos.
“Se prepararon corrales de captura, donde los animales iban ingresando en busca del alimento que les íbamos dejando. Luego eran atrapadas por expertos que garantizaron el mayor bienestar posible”, explicaron los especialistas.
Además, se hizo toda clase de estudios veterinarios para descartar cualquier patología infectocontagiosa, problemas genéticos o congénitos, u otras patologías que dificultaran su translocación.
Previamente, se había construido unos corrales de adaptación-liberación en el PNQC, con sistemas de cuevas hechas por nosotros, para que ellas tuvieran las condiciones perfectas al momento de liberarlas. En esas cuevas se pusieron pequeños dispositivos de filmación y se instaló un gabinete con monitores para poder ver su actividad subterránea.
Durante su permanencia en los corrales, tuvieron contacto a través del cerco con toda clase de animales que se acercaron a ver a los nuevos residentes. Algunos de esos serán sus posibles predadores: el puma (Puma concolor), el zorro colorado de Achala (Lycalopex culpaeus smithersi) y el jabalí europeo (Sus scrofa scrofa).
“Varias semanas después de que se habituaron al nuevo lugar, abrimos definitivamente los corrales. Quedaron libres. Ellas estaban tan a gusto en el nuevo territorio que optaron por permanecer en el lugar, y siguen allí, explorando los alrededores de su corral”, detallaron desde el Parque Nacional y apuntaron que no se registró ninguna muerte a causa de los procedimientos.
El equipo vizcachero
Por el PNQC: Jael Dominino, Fernanda Fabbio, Luis Rojas, Cecilia Abril, Damián Candia, Joaquín Padilla, Diego Giménez, Gustavo González, Hugo Merlo, Gabriel Brizuela, Víctor Heredia, Roberto Altamirano, Ezequiel Molina. Brindamos la logística, gestiones, los materiales, las revisiones diarias, tareas de armado de corrales y de mantenimiento del entorno.
Por el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas IIBYT-CONICET- UNC: Diego Guzmán, Cecilia Contarde, Marcos Asís Rodríguez, Antonella de Luca, Gabriel Orso. Realizan el monitoreo poblacional, el seguimiento de la adaptación, tareas de armado de corrales y de mantenimiento del entorno.
Por el zoológico Tatú Carreta: María del Rosario Ahumada, Edgardo Álvarez, Bettolli Fernando. Se ocupan de la sanidad y el seguimiento del bienestar animal.