No pasó un semáforo en rojo ni consumió alcohol al conducir, tampoco se excedió en el límite de velocidad. No hizo nada de eso pero el magnate Elon Musk amagó hasta la última instancia con comprar la red social Twitter y después se echó para trás.
Por esa indecisión, el hombre más rico del mundo deberá desembolsar 1.000 millones de dólares de multa.
El amague de Musk le costó una caída del 6 por ciento en sus acciones a la red social del pajarito.
Los abogados de Musk advirtieron que Twitter no había respondido o se había negado a responder a múltiples solicitudes de información, específicamente, las dudas del magnate giran en torno a las cuentas fake y de spam.
Fuente: El Cronista.