Nelly María Parra de Bianco, madre de cuatro hijos y abuela a su vez, decidió volver a estudiar a los 78 años. Así fue que el 7 de febrero del 2018 se sentó junto a miles de jóvenes estudiantes de Abogacía para rendir el curso de ingreso en la Universidad Nacional de Córdoba. A pesar del primer aplazo, volvió a intentarlo y en esa ocasión logró ingresar como estudiante de Derecho.
Nelly se maneja sola en Carlos Paz, no tiene vehículo, y con su bastón baja y sube las calles de su barrio para hacer sus compras y tomarse el colectivo para irse a estudiar o visitar a su hijo que vive en Córdoba
Ella es oriunda de Hernando, en el año 1963 se mudó junto con su familia a la localidad de Alcira Gigena, y hace 17 años decidió radicarse sola en la ciudad de Carlos Paz, mientras que uno de sus hijos vive en la ciudad de Córdoba y los otros tres en el exterior.
“Comencé este año a estudiar Abogacía porque la realidad es que me interesa todo lo que son las leyes; realmente estoy enamorada de la carrera”, explica Nelly.
-¿Cómo se te ocurre volver a estudiar una carrera más después de tanto tiempo y una edad mucho mayor que cuando comenzaste de joven?
-Siempre me ha interesado aprender, siempre un poco más, porque estoy jubilada como docente de la escuela pública primaria. Yo me recibí de maestra en el año 1959. A mí siempre me interesó escribir, y dije ´algo más tengo que hacer´, y realmente yo quería conocer por dentro la Universidad Nacional de Córdoba, en donde egresaron todos mis hijos. Nunca pensé que me iba a atrapar tanto porque realmente tengo una profesora muy buena, que es la doctora Victoria Monteoliva.
-¿Cómo fueron tus resultados en el primer semestre de cursado?
-He rendido muy bien este primer semestre. He hecho mucho sacrificio. Concurrí todos los días al cursillo de ingreso, y una vez que ingrese a la carrera yo me entusiasme demasiado, porque realmente estoy aprendiendo tanto que me maravillan las leyes.
-¿Tuviste algún aplazo en alguna materia?
-Tuve un aplazo que recuperé cuando hice el cursillo de ingreso, pero lo recuperé e ingresé correctamente.
-¿Cómo es la relación con tus compañeras de facultad?
-Son todas niñas excelentísimas. Me asombré de ver que no sólo había de la ciudad de Córdoba, sino de toda la provincia y niñas también de muy lejos. Yo sería la más grande del curso, y ellas conmigo son unos encantos, son muy responsables; todas me han prestado ayuda, tanto así que la libreta de estudiante me la compro una de ellas.
-¿Cuáles son tus tiempos y horarios para estudiar?
-Los tiempos me los impongo yo nada más, porque cada vez que puedo hacerlo o tengo tiempo libre me dedicó a leer.
-¿Qué dice tu familia por esta nueva meta en tu vida?
-Ellos primero no podían creer; los que más me alentaron fueron mis nietos, Emiliano, quien se recibió muy jovencito de doctor en Ciencias Químicas, y María Florencia que es ingeniera Industrial, quien también se recibió muy jovencita. Ellos realmente fueron los que más me incentivaron para que hiciera otra cosa, ya que a mí siempre me gusto escribir, estudiar, leer. Incluso en el Consulado Español pedían que escribiera algo que recordarán de la vida de sus abuelos y yo conté una historia de mi abuelo, inmigrante español, e hicieron un libro por el que fui premiada.