“Nadie es capaz de matarte en mi alma”. El tatuaje en la espalda con una frase que guarda tanta profundidad como misterio se transformó en la única huella distintiva para identificar a una mujer de entre 35 y 45 años cuyo cuerpo apareció flotando en el lago San Roque el 19 de mayo de 2018.
Hasta estos días de 2021, nadie reclamó su cuerpo ni dio cuenta de su desaparición.
Es un capítulo más en la historia de los misterios que se esconden en la historia criminal de las sierras.
Una historia que todavía no cerró casos tan fuertes como el crimen de Andrea Castana, en 2015, o la muerte del fotógrafo Hernán Sánchez, cuyo cuerpo apareció en la misma fecha, el fatídico 13 de marzo de ese año.
Hallazgo de pescadores
Dos pescadores pasaban el feriado del 25 de mayo de 2018 en el lago San Roque. Vieron algo raro en el agua y cuando se dieron cuenta de lo que era, llamaron a la policía.
El cuerpo de una mujer en avanzado estado de descomposición fue rescatado de las aguas del embalse y allí comenzó a sembrarse el misterio.
La causa recayó en la Fiscalía del Segundo Turno de Villa Carlos Paz, a cargo de Ricardo Mazzuchi.
Si bien no se dieron a conocer datos de la autopsia, fuentes judiciales señalaron que hubo violencia en la muerte de la mujer desconocida.
Unos meses después, el Ministerio Público Fiscal, difundió la reconstrucción digital del rostro que pudieron hacer los técnicos de la Policía Judicial.
Se determinó el rango de edad probable entre los 35 y los 45 años. La mujer medía 1,68 metros, su contextura física era delgada, el contorno facial era ovalado. No se pudo determinar el tipo y color de cabello por la descomposición del cadáver.
Entre otras señas particulares se determinó que no poseía útero ni ovario izquierdo a raíz de una cirugía al a que había sido sometida. Llevaba puestas dos pulseras en una de sus muñecas en tonos verde y rojo.
Pasaron los meses, los años, el tiempo y nadie se presentó a reclamar el cuerpo y las circunstancias de la muerte siguen siendo un misterio.
En espera y sin resolución.
Una de las motivaciones que la Justicia tiene a la hora de resolver los casos pasa por el impacto que tienen en la opinión pública y en los medios de prensa. Por eso, en este caso en que no hay familiares, amigos ni agrupaciones de ningún tipo que ejerzan alguna presión para saber qué pasó con la enigmática mujer del San Roque, no hay novedades de ningún tipo a pesar del paso de los años.
Un horrendo antecedente
El caso tiene un antecedente trágico en la noche del 21 de diciembre de 2000, en Carlos Paz.
Los vecinos de la Costanera escucharon ruidos extraños. El chirrido de los neumáticos de un auto resonó entre la tranquilidad de la madrugada.
A las pocas horas, con las primeras luces del sol en la ciudad, se encontró el cuerpo de una mujer entre el Carlos Paz Rugby y el Camping del ACA. Tenía un balazo en la cabeza.
Por ese entonces, Carlos Paz tenía un solo fiscal: Carlos Matheu, quien abrió una investigación para determinar qué había sucedido y quién era la mujer. La autopsia determinó que había sido violada y tenía golpes en el cuerpo.
Su identikit se difundió durante varios años por los medios de Córdoba y el país, se envió a través de Interpol a países limítrofes, pero nunca nadie reclamó el cuerpo ni se la pudo identificar.
Hasta hoy, 21 años después, no se sabe quién es ni quien la violó y la mató.