Este domingo se apagó una de las voces más excéntricas, carismáticas y recordadas del fútbol argentino. Hugo Orlando Gatti, el arquero que revolucionó el puesto con su estilo único y su personalidad desbordante, falleció a los 80 años en el Hospital Pirovano de Buenos Aires, tras más de dos meses de internación.

“El Loco”, como se lo conocía desde hace décadas, había sido hospitalizado a fines de febrero tras una caída doméstica mientras paseaba a su perro, que le provocó una fractura de cadera. Durante la recuperación, contrajo una infección pulmonar que derivó en una neumonía severa, y más adelante, en un cuadro de insuficiencia multiorgánica que terminó por deteriorar su estado de forma irreversible. El 28 de marzo se le practicó una traqueotomía y, en los últimos días, su familia tomó la decisión de retirarle el respirador.

Gatti fue mucho más que un arquero. Fue un personaje. Uno de los primeros en romper con los moldes clásicos del fútbol. Nacido en Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires, el 19 de agosto de 1944, debutó en Atlanta en 1962. Luego pasaría por River Plate, Gimnasia de La Plata y Unión de Santa Fe, pero su etapa más gloriosa la vivió con la camiseta de Boca Juniors, donde defendió el arco 381 veces entre 1976 y 1988.

Con el Xeneize ganó todo: dos Copas Libertadores, una Copa Intercontinental y tres torneos locales. Fue protagonista de momentos inolvidables, como el campeonato Metropolitano de 1976, donde le ganó la pulseada a Fillol, y de gestos que alimentaron su leyenda, como salir jugando con la pelota en los pies o quedarse parado en la línea mientras le pateaban penales.

Gatti jugó 765 partidos en Primera División, un récord aún vigente, y comparte con Ubaldo Fillol el mayor número de penales atajados en la historia del fútbol argentino: 26.

Dueño de frases filosas, declaraciones polémicas y una mirada desafiante del fútbol moderno, en los últimos años Gatti vivía en España, donde se desempeñó como panelista en programas deportivos como El Chiringuito, desde donde seguía opinando con la misma vehemencia de siempre.

Su muerte provocó una ola de mensajes en redes sociales. Excompañeros, clubes, periodistas y fanáticos lo despidieron con cariño, respeto y, en muchos casos, con nostalgia.

Hugo Orlando Gatti fue mucho más que un arquero: fue un tipo que jugó al fútbol con valentía y sin miedo al qué dirán, y que hizo de su locura un estilo de vida y una marca registrada en el arco del fútbol argentino.