La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se reencontró esta tarde con la militancia peronista a la que le prometió que “muerta o presa” nunca van a poder callarla, pidió “perdón” por no poder cumplir con la “expectativa” que había con el Gobierno del Frente de Todos y llamó a “militar fuerte y a explicar sin enojarse” la situación de cara a las elecciones del 22 de octubre.
“Yo entiendo la desilusión porque hubo mucha ilusión y expectativa (sobre este gobierno) y no se pudo cumplir. Les pido perdón si no pudimos cumplir. Créanme que lo intente muchas veces. Ahora hay que meterle para adelante”, aseguró Cristina Kirchner al hablar ante los militantes que esta tarde se congregaron en la puerta de la Umet donde ofreció un discurso de casi una hora y media.
“Muerta o presa no me van a callar nunca. Sépanlo”, prometió a la militancia presente que le respondía al unísono entonando “Si la tocan a Cristina, que quilombo se va a armar”.
La cuadra de la UMET, ubicada en la calle Sarmiento al 2037, fue colmada por los militantes que comenzaron a concentrarse en sus inmediaciones a partir de las 16 a la espera de escuchar las palabras de la Vicepresidenta que empezó a hablar pasadas las 18.
En la calle Sarmiento se dispuso un escenario desde donde Cristina Fernández habló luego de haber presentado la reedición de un libro de conversaciones entre el expresidente Néstor Kirchner y el académico Torcuato Di Tella.
“Tenia muchas ganas de tomar contacto con todos ustedes pero también mucha necesidad de decir lo que creo que está pasando y aportar, no desde la teoría o la imaginación, sino de la realidad que nos tocó vivir cuando el pueblo nos confirió el inmenso honor de conducir los destinos de la patria”, expresó.
La vicepresidenta agradeció y ratificó su cariño por todo los militantes a quien les aseguró que “la sociedad argentina necesita saber cuál es realmente el problema que tiene nuestra economía”.
“A militar fuerte y a explicar sin enojarse. No hay que enojarse con nadie ni criticarle a nadie el voto. Hay que debatir con respeto. Lo pido porque he sido una dirigente, tal vez la más atacada y denostada siendo presidenta con tapas injuriosas e injuriantes. Los que pensaron que con esas coas me van a quebrar, no me conocen”, aseguró.
La dos veces expresidenta sostuvo que era necesario poner “blanco sobre negro” del país que recibió Néstor Kirchner y recordó que durante su gestión a “los argentinos le alcanzaba la plata” no solo para llegar a fin de mes sino que “podían ahorrar”.
“Tuvieron un aire acondicionado por primera vez en su casa o se compraron un autito. Muchos se pudieron ir al exterior o de vacaciones. Daba orgullo por el rol que ocupábamos y que vamos a seguir ocupando en materia de derechos humanos, le pese a quien le pese. Ese rol honorable que nos reconocen todas las democracia del mundo no es de un sector, sino que es patrimonio de cada uno de los argentinos”, destacó.
Durante su exposición de casi dos horas, representantes de la asociación Madres de Plaza de Mayo junto a estudiantes secundarios se sentaron en primera fila dentro del auditorio de una reducida capacidad.
En la planta baja también se ubicaron algunos docentes y tutores de la Escuela Néstor Kirchner y en la planta alta la mayoría de los dirigentes políticos.
“Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación”, la recibió el auditorio de pie con los dedos en “V” a una vicepresidenta sonriente que saludó a los presentes y rápidamente inició a explicar la importancia de volver a reflexionar hoy sobre “Castas, herencias, derrumbes y futuro”.
“Le voy a pedir a todos los militantes y en general a los argentinos, así como dicen agarren la pala, les digo agarren los libros que no muerden”, aseguró en su exposición donde mantuvo un tono pedagógico valiéndose de diapositivas, gráficos, videos e incluso una pizarra.
“Anota acá” y “suma esto”, le pidió al presentador de la jornada y casi candidato a jefe de gobierno, Pedro Rosemblat, que entre risas acató sus sugerencias.
Al finalizar su exposición, Cristina Fernández salió rápidamente a la calle donde la esperaban las agrupaciones políticas entre las que se destacaba la enorme presencia de La Cámpora.