Es un paseo relativamente nuevo ya que la obra de los viaductos que sirvieron para unir Las Jarillas con Falda del Cañete se inauguró en 2019.
La vinculación entre los valles de Paravachasca y Punilla era algo que habían pensado quienes idearon el Camino de las Altas Cumbres, la manera de vincular Córdoba con rutas que le den la misma posibilidad de desarrollo a los habitantes de todos los puntos de la provincia.
Y desde que se abrió la ruta para el tránsito de vecinos y turistas, los miradores son uno de los atractivos principales de esta zona de Punilla.
En el Mirador Cura Brochero, el primero en la ruta si se va desde Las Jarillas, hay vendedores que ofrecen sus productos regionales a los turistas que vienen desde todas partes del país.
Natalia es la vendedora de un puestito en este mirador. “El lugar es hermoso para venir a visitar. Mi negocio es un servicio a la sociedad. Es un paraíso porque la vista es espectacular”, expresó la mujer que se encarga de la elaboración de los productos que vende.
“Hacemos alfajores de maizena y panes saborizados con jamón y queso, aceite de oliva y orégano”, asegura y sentencia: “Hay que tenerse fe y darle para adelante”.
La vendedora asegura que viene gente de todo el país y también ha recibido a muchos brasileños.
En otra punta del mirador está Aldo, que también trabajó en la obra de los viaductos y la ruta.
Cuenta que la obra de ingeniería llevó el trabajo de muchos hombres, en turnos de hasta 300 personas durante el día y otro tanto en la noche.
“Vendo pastelitos de batata y membrillo que hacemos de manera casera”, expresó el hombre y agregó que la obra llevó mucho trabajo. “La gente se va muy contenta. Me va bien con las ventas y estoy todo el año. En invierno vengo viernes, sábados y domingo y la gente ya me conoce”, dice.
La obra se llevó a cabo durante varios años y se inauguró hace cuatro años.
“Atravesar las Sierras Grandes. Unir el centro con el oeste de Córdoba por mejores caminos entre atractivos paisajes. Al Camino de las Altas Cumbres lo imaginaron a finales de la década del 50´. Se fue construyendo por etapas, abriendo paso en la montaña, entre quebradas profundas y estrechas. Con el tiempo, el desarrollo y la producción generaron la necesidad de nuevas conexiones”, expresaron en su momento desde la Provincia, cuando los viaductos estaban construyéndose.