Me gusta que las canciones tengan varias capas de información o varios puntos desde los cuales puedas abordarlas.” El montevideano Martín Buscaglia ensaya una explicación sobre su música y sobre la música que le gusta con esta suerte de declaración de principios. Para más información ir hasta su recomendadísimo Temporada de conejos , el disco que sigue la línea funk y frenética de su antecesor, El Evangelio según mi jardinero .
“No vamos a cambiar de bando, vamos a seguir bailando”, canta MB en el segundo tema del disco, un hit instantáneo de su cosecha, con el groove del funk en su espina dorsal. “Me gusta mucho el género, empecé tocando el bajo y para cualquier bajista la música negra groovera es atrayente. Pero no es lo que más amo, también me encanta el misticismo de Milton Nascimento.”
Esta noche, en el CAFF, Buscaglia cerrará un ciclo de dos jueves que terminaron siendo cuatro y que además de su ya clásico formato de “hombre orquesta” contará con el aporte del tecladista Herman Klang, uno de los tantos músicos que se sumaron a Temporada de conejos, un disco que se iba a llamar Thriller en honor a Michael Jackson hasta que llegó la noticia de su muerte en plena grabación. “Ese día estábamos con Martín Ibarburu grabando las baterías. Cambié el nombre del álbum, pero a Michael lo dejé en la tapa del disco. Es el único músico que aparece, junto al actor Robert Mitchum, que en los 50 grabó un disco de calipsos que me encanta. El resto de los que aparecen son todos exploradores del siglo XIX, tipos que se iban al Polo Sur a vivir tres años.”
En sus exploraciones, Buscaglia no viaja al Polo, pero sí se mueve entre Madrid y Montevideo, entre Buenos Aires y Nueva York, ya sea por aire, por agua o por tierra con su bicicleta, a la que le dedica una canción. “Casi todos mis discos son muy viajeros. El movimiento es una cosa que siempre procuré. Antes mochileaba, ahora viajo para tocar. En 2003 laburé un buen tiempo en un crucero que viajaba por el Caribe, tocaba el bajo en una banda que hacía merengues, salsa y latin-jazz. Creo que esto se transmite a las canciones por ósmosis.”
Para MB, “una música bailable tiene la misma inteligencia que otra que te hace reflexionar” y aquí descansa una de las claves de su arte, ubicado más cerca de Jorge Ben que de Miles Davis.
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