En un fallo muy poco frecuente, la Justicia resolvió que una escuela privada de Mar del Plata, deberá pagar una indemnización de $6,5 millones a una exalumna que empezó a sufrir epilepsia por el incesante bullying que le hacían sus compañeros de cuarto año.
Esta resolución de los jueces, posee pocos antecedentes en Argentina y tiene la particularidad que la chica afectada desarrolló epilepsia y empezó con convulsiones a partir de los malos tratos que vivió por sus compañeros.
La sentencia fue firmada por Roberto Loustaunau, Ricardo Monterisi y Alfredo Méndez, de la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Mar del Plata.
Los magistrados evaluaron el caso con perspectiva de género y consideraron que la prueba en el expediente fue suficiente para acreditar la “situación de vulnerabilidad y discriminación sufrida” que acusó la adolescente dentro de la institución educativa.
Los hechos
Los hechos datan del 30 de octubre de 2017, cuando el padre de la menor advirtió a la conducción del establecimiento Instituto Galileo Galilei que su hija tuvo que ser internada como consecuencia de “un pico de stress” derivado de “problemas que tiene con sus compañeros de curso”. Así se lo hizo saber al director, que entonces dijo desconocer problemas anteriores con la alumna, pero una preceptora lo contradijo al recordar episodios de tensión con ese grupo.
La adolescente había sido atendida en el Hospital Interzonal General de Agudos por cuadros de epilepsia y, según reseñan los jueces, los profesionales que la atendieron dejaron constancia en la historia clínica de su referencia a “problemas con compañeros de colegio esos días”.
Los problemas denunciados comenzaron cuando la damnificada cursaba cuarto año y se extendieron hasta fin del ciclo secundario. Convulsiones y epilepsia fueron, según la intervención de peritos, las consecuencias del acoso y maltrato en ese ámbito escolar.
Sin antecedentes previos de enfermedad
“Antes del hostigamiento escolar no había ningún antecedente que dé cuenta de la epilepsia que luego devino en crónica e incurable”, se cita en el fallo. La opinión del neurólogo que atendió a la víctima, el profesional que realizó el peritaje neurológico y la psicóloga que hizo el suyo sobre el caso coincidieron en que situaciones de estrés como el derivado del bullying pueden provocar estos episodios de epilepsia.
Los jueces advierten que la parte demandada, como responsables de una entidad educativa, debían “conocer las potenciales consecuencias psíquicas y físicas que un alumno puede sufrir a causa del bullying”.
A criterio de la Justicia, la epilepsia crónica se considera como un 15% de discapacidad. La jueza de primera instancia dividió por dos ese porcentaje. Pero el tribunal superior lo mantuvo completo y estima incrementos futuros en función de “probabilidad de progreso laboral de la actora”.
Fuente: La Nación.