Comenzó la segunda temporada de la esperada serie Luis Miguel (biografía autorizada el reconocido cantante), después de su indiscutible éxito del 2018 en Netflix, y los dos primeros episodios hablan de una continuación de dos temas que torturaban la cabeza del cantante latino: la desaparición de su madre Marcela Basteri, y el drama familiar de explotación a los hijos a través del arte, situación que se extendía hacia otras personas deshonestas que rodearon al astro.

La historia, en la primera temporada, había terminado con la muerte de Luisito Rey (Oscar Jaenada), papá del cantante, y ahora retoma luego de ese hecho. 

Luis Miguel, interpretado por Diego Boneta, está caracterizado en esta segunda temporada con la ayuda de un maquillaje especial que lo hace ver más grande de edad, pero además con los rasgos más duros, lo cual se acentúa gracias a una interpretación que surge desde el dolor del personaje. Así ve el espectador al cantante que busca a su madre sin descanso, poniendo todos los recursos que tiene a su alcance.

Incluso contrata a un agente del MOSSAD (“Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales de Israel” para conocer el paradero de la persona que más ama en su vida.

Erika, su novia,(Camila Sodi) no puede acompañar a Luis Miguel, que se aísla, se retrae y se obsesiona con la búsqueda, sin poder disfrutar de nada de lo que ha logrado hasta el momento.

Según declaraciones de Boneta, para esta segunda entrega, conversó en profundidad con Luis Miguel sobre todo lo que fue sintiendo en el proceso de búsqueda de Marcela, cuando tuvo un accidente auditivo que lo dejó inactivo durante bastante tiempo (incidente de Lima en 2005); y cuando descubrió que su abuela (la madre de su papá), quería hacer lo mismo que hicieron con él, pero esta vez, aprovechándose del talento de su pequeño hermano, Sergio.

Oscuridad y angustia

Lo cierto es que en los dos capítulos de la segunda temporada encontramos a un Luis Miguel sumido en la oscuridad, con apenas unos destellos del brillo arrasador que demostró en la primera temporada a pesar de contar con un antagonista de lujo, su propio padre. El cual, por contra parte, hacía que resultaran aún más destacables, sus méritos artísticos y personales.

Sin embargo, en estos dos capítulos lanzados este domingo, el relato se vuelve demasiado dramático y a veces, hasta repetitivo. No solo se cuenta la vida de un Luis Miguel inmerso en una situación desesperante por la desaparición de su madre, y la inmensa soledad en la que se encontraba por el difícil contexto familiar y el profesional, -en el que todos a su alrededor querían una buena tajada de lo que este pudiera generar-, sino que por momentos hay escenas que resultan algo caricaturescas, sobre todo aquellas que muestran a un artista que se manifiesta muchas veces soberbio, pero que no puede consigo mismo.

Ni el personaje de Hugo (interpretado por el argentino César Bordón), su representante, logra darle algo de la paz que necesita en esta parte de la historia.

El descanso de este hastío casi sin matices o equilibrio, llega hacia el final del segundo capítulo, donde se vislumbra un freno a tanta aflicción, y quizás se deja ver el inicio de un momento más grato para el cantante.

Los próximos episodios de Luis Miguel, serie dirigida Humberto Hinojosa y Natalia Beristáin y producida por Gato Grande y MGM, se podrán ver a partir del domingo 25 de abril a las 21 hs por Netflix.