“Desde que ingresé a la Armada, la Antártida siempre ha sido mi meta”, expresó el suboficial segundo Luis Alberto Oliva, quien se encuentra por tercera vez en el continente blanco, hoy a bordo del rompehielos ARA “Almirante Irízar”.
El marino cordobés continúa brindando apoyo a la Campaña Antártica de Verano, luego de cumplir con éxito la misión de ser miembro del grupo que puso operativo el refugio naval antártico Groussac.
Luis Alberto Oliva es suboficial segundo maquinista y hace carrera en la Armada Argentina desde 1999.
“En un principio pensé ingresar a Fuerza Aérea como la mayoría de los cordobeses, pero tenía dos amigos en la Armada con los que siempre charlábamos y cada día me atraía más la Institución”, contó Oliva y añadió: “Me fascinan los aviones pero a su vez, el mar y navegar; así fue como comencé a pensar en una experiencia más allá de mi provincia por mi espíritu aventurero”.
Su familia apoyó la decisión de ingresar a la Armada y lo hace hasta el día de hoy. “Somos siete hermanos, tres varones y cuatro mujeres muy unidos, mis papás fallecieron pero todos mis afectos están en la ciudad donde crecí. Ellos saben que de chico siempre me gustó ir a los desfiles, que era mi sueño ser militar y hoy están muy contentos y orgullosos de mi elección”, remarcó el suboficial.
Y aseguró que que los recuerdos de su Malagueño natal son muchos. “Son lindos recuerdos y los momentos que más se añoran son los de la infancia, los amigos y las salidas, y el comenzar a conocer la vida desde ese pueblo”, aseguró.
José Luis aún mantiene vívido un recuerdo de su querida abuela, quien se acercó con su bastón hasta la Plaza San Martín para despedirlo en su viaje a Buenos Aires para ingresar a la Armada, “rumbo a lo desconocido”, como él remarcó.
Y desde que ingresó, el suboficial Oliva se propuso la Antártida como meta. “Sabía que la comisión antártica era un premio y que debía hacer una buena carrera para ir; me esforcé y pude lograrlo”, relató. Después de egresar de la Escuela de Suboficiales fue de pase a la Escuela Naval Militar, luego a Mar del Plata donde estuvo a bordo del ARA “Comodoro Rivadavia” y más tarde en el buque oceanográfico ARA “Puerto Deseado”, donde realizó su primera campaña antártica y la segunda, el siguiente año.
Experiencias antárticas de un nacido en las sierras
“La primera vez que fui a la Antártida, embarcado en el buque oceanográfico, recuerdo aquella ansiedad de llegar al puerto de Ushuaia, la sensación de querer cruzar el Pasaje de Drake, de ver los pingüinos y ballenas en su estado natural. Recuerdo que estuve contemplando dos horas el primer témpano que apareció, fue todo un espectáculo”, sonrió Luis Oliva.
“Ahora, estar embarcado en el ‘Irizar’ es una gran emoción porque cumplo el sueño de venir a la Antártida en el rompehielos, luego de 19 años de Armada. En este viaje, como en todas las navegaciones, llevo fotos de mi familia, especialmente de mis hijos Diego de 14 años y Franco de 9”.
Esta oportunidad de regresar al continente blanco se vuelve indescriptible para él. “Es difícil describir las sensaciones, es un lugar de paz y tranquilidad y al mismo tiempo de desafío y sacrificio para cumplir con la tarea encomendada.” Del “Irízar”, el Suboficial Oliva pasó al aviso ARA “Estrecho de San Carlos” que lo trasladó junto al grupo de reparaciones al refugio Groussac a principios de marzo.
La dotación asignada para las tareas de apertura, mantenimiento y reparación del refugio estuvo integrada por más miembros de la Armada; por el Jefe de la , teniente de Fragata Franco Romero, y los suboficiales de especialidades en Máquinas, Control Averías, Mar, Enfermería, y Electricidad. La misión principal del equipo fue dejar habitable y operativo al refugio, y lo consiguieron con éxito luego de varios días de arduo trabajo.
El refugio naval Groussac está ubicado en la isla Petermann de la Península Antártica, en la costa sur del Puerto Circuncisión. Fue construido por la Armada Argentina el 6 de febrero de 1955 y cumple un propósito similar a los refugios de montaña en el país: equipado con provisiones para futuros visitantes e investigadores. Lleva este nombre en honor a Paul Groussac (1848-1929) escritor e historiador francés radicado en Argentina, autor de un alegato sobre la reclamación argentina de las islas Malvinas y de varias biografías de próceres argentinos.