El gobernador Martín Llaryora y su antecesor, Juan Schiaretti, participaron este lunes de la misa que presidió el arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, para rezar por el descanso eterno del Papa Francisco.

La ceremonia religiosa se presentó como un momento de unidad y gratitud hacia la figura del Papa Francisco, el primer pontífice argentino, cuya voz se convirtió en un faro para el mundo contemporáneo.

Tras la misa, Llaryora elogió el papado de Francisco y su legado. “Fue un líder que defendió siempre la posibilidad de un mundo mejor. Un orgullo para los argentinos y para el mundo; su muerte es una pena”, dijo.

En su oficio religioso, el arzobispo Rossi remarcó el compromiso del Sumo Pontífice con los más débiles. “Nos hizo saber que otro mundo es posible, que el sistema económico basado en la idolatría del dinero enriquece a unos pocos y convierte a una gran mayoría en masas sobrantes”, indicó.

“Francisco nos previno de la autoreferencialidad, una Iglesia que se mira el ombligo: ‘Prefiero una iglesia herida por salir que enferma por cuidarse’, decía. Fue audaz, no se echó nunca atrás, por más que intentaron voltearlo con calumnias y con ataques. Y a los hombres de gobierno les recordó que su misión es cuidar la fragilidad del pueblo”, dijo el arzobispo.

Duelo

El Gobierno de la Provincia de Córdoba además adhiere al duelo de siete días decretado este lunes por el Poder Ejecutivo de la Nación a raíz de la muerte del Papa Francisco.

Durante dicho período, la Bandera nacional permanecerá izada a media asta en todos los edificios públicos dependientes de la Provincia.