El gobernador de la provincia de Córdoba, Martín Llaryora, expresó su rechazo a la suba de las retenciones al campo, a las economías regionales y sectores industriales.
“No me verán a mí poner palos en la rueda, pero creo que hay decisiones que son negativas, como ponerle retenciones a las economías regionales y al campo”, definió el mandatario provincial.
“Hay que colaborar, hay que dar gobernabilidad, pero no voy a apoyar la suba de las retenciones, es una medida errónea, yo voy a estar siempre del lado de los sectores productivos,” agregó.
“Las retenciones fueron, son y serán un pésimo impuesto, y no lo vamos a acompañar”, sentenció Llaryora.
Las declaraciones tuvieron lugar durante las actividades que el gobernador desarrolló en la localidad de Villa del Totoral, que incluyó la primera reunión con cooperativas, mutuales y federaciones de la provincia de Córdoba.
El planteo ministerial
El ministro de Bioagroindustria, Sergio Busso, mantuvo una reunión con las autoridades de la Cámara Argentina del Maní, Diego Braco y Fabrizio Giraudo, a quienes reiteró el rechazo a la implementación de retenciones a las economías regionales, como es el caso del maní, y a las producciones agropecuarias.
“Córdoba, como lo viene haciendo desde hace años, rechaza las retenciones agropecuarias porque penalizan a la producción. No convalidamos la decisión política de implementarlas a las economías regionales ni de incrementarlas”, dijo Busso.
Cabe recordar que el Gobierno nacional estableció un 15% de derechos de exportación al maní, entre otras economías regionales.
La producción del maní está localizada casi en su totalidad en el interior de la provincia; es una economía regional fuertemente orientada a la exportación y la implementación del 15% de derechos de exportación afecta a la competitividad internacional de manera directa así como también al empleo y desarrollo de más de 30 localidades cordobesas.
Desde la institución explicaron que “no existe ningún negocio posible que pueda soportar 15% de derechos de exportación, ya que sus costos se encuentran dolarizados en más del 85% siendo casi nulo, el supuesto beneficio de una devaluación”. Y advirtieron que esto generará “pérdida de puestos de trabajo y de todo incentivo para invertir”.