El debut de la undécima temporada de “Peter Capusotto y sus videos”, que anoche se estrenó por la señal de cable TNT y marcó el primer año del ciclo sin la pantalla de aire estatal, mostró un humor más oscuro y dispuesto a subrayar fuertemente la dicotomía entre el capitalismo y el comunismo.
Con una entrega de media hora y a través de TNT y TBS (dos de los canales del imperio Turner, donde el programa se repite desde hace seis años), la nueva temporada de las andanzas urdidas entre Pedro Saborido y Diego Capusotto exhibió la decisión de jugar fuerte.
Pomelo, Bombita Rodríguez, Micky Vainilla, Luis Almirante Brown y Violencia Rivas, criaturas emblemáticas del envío, no estuvieron allí para tender puentes con la historia del ciclo.
A distancia del recurso burlón y sin señas del peronismo y de su líder, Juan Domingo Perón, que fueron parte del imaginario y de la iconografía del espacio en su década en la TV Pública, ahora el foco estuvo puesto en el comunismo.
“El programa está atravesado por una idea: el muro de Berlín debe construirse nuevamente para contrarrestar tanto capitalismo”, le dijo Capusotto a Télam días atrás, en una charla donde también anticipó “una sintonía entre el rock y el capitalismo” y ambos preceptos no fueron broma y formaron el núcleo del envío.
Las parodias “rock y comunismo”, donde los jóvenes Mick Jagger y Keith Richards urden utilizar la música de los Rolling Stones como herramienta de dominación capitalista, “el rol de los medios de comunicación” a través de un inocente meteorólogo de TV y el “juguete maqueta comunista” con las figuras de Marx, Lenin, Stalin, el chancho burgués y hasta Trotsky asesinado, abrazaron fuertemente ese sentido.
Una apostilla musical para sostener los aportes de Marcelo Iconomidis se hace presente en el segmento “La línea de Zeus”, la tumultuosa historia detrás de la canción rockera “Hey Joe”, y visitando otros sitios de decadencia urbana se presentó el cyber “El mouse son grasa”.
Un presumido que se ufana de su miembro sexual que se trata de un pene diminuto y la madre judía justiciera “Wonder Goldman”, también fueron parte de un menú con un par de referencias a la vejez en “Senilcienta” y en “el hijo reclamador” ante un padre agonizante.
Montado en una estructura que el propio artista definió como “una especie de fugacidad interesante” y un recorrido capaz de favorecer a una usina de nuevos personajes que quizá no resistan sagas ni continuidades, “Peter Capusotto y sus videos” regresó sin concesiones y en un diálogo directo con sus seguidores más incondicionales.