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La violencia que nos queda

Todos los días escuchamos, vemos e incluso repetimos que la sociedad está cada vez más violenta. Parece, según esas palabras, que el devenir de los tiempos no estuviese impulsando hacia una sociedad cada vez más agresiva e intolerante.

Sin embargo, son muchas las ocasiones y los ejemplos que nos demuestran que gran parte de la violencia en que vivimos viene del pasado. En muchos casos, la violencia que tenemos es la que nos queda. Sobretodo la machista. Es el resabio de algunas generaciones que incluso en décadas pasadas encontraron la violencia para dirimir casi todo, incluso sus ideas políticas o sociales.

La sociedad actual se ha encargado de ir suprimiendo algunas violencias que veníamos naturalizando.

Sin ahondar demasiado en los ejemplos que los jóvenes han encarado en los últimos tiempos como impulsores de la extensión de derechos. El feminismo hoy, como reacción, se entiende de manera mucho más clara, cuando se exponen algunas situaciones que en otras oportunidades hubiesen pasado por alto, o al menos, no hubiesen tenido una respuesta tan contundente.

En este caso, con apenas unas horas de diferencia, se dieron dos situaciones que sirven de ejemplo a esto. Comunicadores sociales; respetados ellos, de vasta trayectoria y renombre en los medios; se encargaron de agredir y denostar a dos mujeres. Las respuestas fueron contundentes y aggiornadas a estos tiempos.

Jorge Lanata (sobre quien ya pesan varias denuncias por este tipo de manifestaciones) en charla con Marcelo Longobardi, se burlaron al aire de Sol Pérez tratándola de ser sólo un culo.  “Si tiene que llenar un trámite o un certificado de buena conducta, ¿que pone? “, preguntó Longobardi. “Culo”, le respondió Lanata.

La respuesta de la joven no se hizo esperar y fue a través de su cuenta de Twitter, que la ex presentadora del clima le respondió a los periodistas.

“Además, soy estudiante de abogacía. Me parece que el machista asqueroso este le molesta que las mujeres seamos más que un culo. Y señor, voy a seguir mostrando el culo porque soy libre y una foto no me determina. Puede tener el título que quiera pero es un ignorante. Besos”, agregó la joven en el posterior tweet, marcando la cancha de una nueva sociedad que muchos ciudadanos respetados de otrora, hoy no entienden.

Horas más tarde, Rolando Hanglin cometió dos actos de violencia machista sin ni siquiera registrar que lo que hacía estaba mal. Luego de dedicarle un tango a su ex, en el que se descubriera la frase “Ladrona y Puta” en la inicial de cada frase, el conductor de radio fue sacado del aire en el programa de Rodrigo Lussich luego de que atacara a Carla Conte.

 

Las situaciones de “macho violento” como la describió la conductora del ciclo Confrontados, dejaron expuesta la violencia que proviene de personas como Rolando Hanglin, quien en su justificación señala: “Cuantos tangos se han escrito que hablan mal de la mujer”. “Si pero no hoy en día”, reclamó Conte, ante lo que vino la agresión.

Tiempos que cambian

Los tiempos han cambiado, el respeto que se exige es otro. Si bien la violencia de género está lejos de ser una cuestión generacional, y por otro muchos adultos de avanzada edad han logrado descontruirse culturalmente de esa violencia machista imperante, da la sensación que ha quedado al margen de la nueva sociedad una gran parte de una generación que por barreras ideológicas , culturales y sobretodo tecnológicas (lo cual sería tema de otra nota) no logran adaptarse a los tiempos.

Es la violencia que nos queda. Y que sin dudas, ya no tiene lugar.