PhoTortul 1960
“La Magdalena”
Calle Los Amarantos
Va. Independencia – V. C. Paz
Primavera 2020
Especiales de Hiemacar
Arquitectura Episodio #12
El Episodio doce del Rescate Patrimonial, que hacemos gracias al aporte de la empresa Hiemacar (Hierro-Madera-Carpinteria) sobre las Casonas de Villa Independencia, me encontró, en una moto, junto al Arquitecto y Artista Plástico Pichy Paccot, surcando calles empedradas.
Tras reseñar, junto a la Arquitecta Berenice Molina a esa joyita que tiene tatuado por nombre: La María Virginia; con esta especie de #RealismoMágico que se da en este barrio sureño de la villa, voy rumbo a otra joya… prometida.
En la moto Honda Rebel, 250cc., nos encontramos entonces, casi como El Che Guevara y Granados en La Poderosa… o como Negrazón & Chaveta en la Puma 4ta. Serie, surcando ‘La Villa de los Doctores’… con el traqueteo del reciente empedrado, y nuestros cascos chocando cada tanto.
Trepamos la calle Las Violetas, curva a la derecha, como para la ruta, y ya estamos en la calle Los Amarantos…
Y allí veo la otra casona, que se llama Villa Magdalena y es parecida a la María Virginia.
¿Serán gemelas?!?
Nos apeamos de la moto, y El Pichy, sacándose el casco, me hace el verso:
“Como ves, Amigo Luis, tiene el nombre escrito en la propiedad, como varias construcciones familiares y antiguas casas de Villa Independencia (y de todo el Valle); fue en su origen una de varias viviendas que como idea se construyó para fortalecer la zona edilicia y a la vez promocionar la zona turística de los comienzos del barrio”.
Hace una pausa, deja el casco sobre la asentadera de la moto y al caminar, me obliga a seguirlo… para escucharlo…
“La familia ‘Caprile’, con el amoroso gusto de esas épocas, la bautizo ‘Villa Magdalena’, quizás porque ‘el hogar’ tanto como todo habitante de la misma (animales inclusive), debían tener un nombre. Un ‘nombre’ que como símbolo hacia que las ‘cosas’ no tuviesen precio sino ‘valor’.
Tiene un marcado estilo inglés. Su cubierta con fuertes pendientes con vigas y correas de madera importante, lo que significa, que el techo es más elevado, condición que permite el uso del recinto, generando un piso extra. Además, esta característica permite mantener la casa seca al ser muy eficientes en la evacuación de las aguas, lo que las hace especialmente útiles para nuestros climas con temporadas de fuertes lluvias.
La fortaleza de este estilo de moradas, es que logran desarrollar un mejor clima al interior de la casa tanto en invierno como en verano, lo cual se produce al tener una burbuja de aire que aísla el frío y el calor.
A diferencia de sus hermanas mayores británicas, este edificio pequeño con simplicidad de formas, líneas claras y sobrias, adiciona en su sola planta un porche o terraza que como ingreso con escalinata, daba lugar al reposo y contemplación del verde circundante y recepción de visitantes al paso (destaque casi único y cuidada adición)
Los edificios de este estilo carecen de decoración, debido al respeto por el entorno sobre todo al ‘verde’. La fachada, guarda perfectamente esta situación, entendiendo sus controlados materiales que la constituyen sin rasgos de opulencia alguna o destaque por sobre ‘lo demás’.
La fachada tiene un aspecto cuidado en cuanto al color y justo equilibrio en su composición: elevada del terreno para dar mayor carácter, aberturas de controladas dimensiones enmarcadas con un ‘almohadillado’ símil piedra para su destaque, techos a varias aguas con marcada angulación y su característico color ‘verde inglés’ y la característica cenefa decorando la terminación del perímetro del techo.
Originalmente, dicho estilo en cuanto a muros portantes, se resolvía en piedra, esto aparece a manera de basamento para así evidenciar mas su despegue (en altura) del piso y dar representación a la vivienda (‘mi pequeño castillo’)”.
Pichy me mira, como asegurándose que lo sigo.
Y Yo lo sigo… claro que sí.
“Casa de típico ‘estilo inglés’, cono ya dije, que perdura como signo de las variadas corrientes arquitectónicas en nuestro país a modo de complejo y a la vez rico eclecticismo no solo en nuestras construcciones, sino también en nuestra sociedad toda.
Párrafo aparte, cabe destacar en una imagen rescatada del recuerdo, un honroso reconocimiento no solo a la manera de construir los arcos de ingreso a la casa, sino (¡intuyo y elijo hacerlo!) a su constructor. Idea que nos deja en la reflexión, como antaño se construía no solo con verdadera y digna sapiencia, sino con amor al trabajo realizado por las manos del ‘maestro mayor de obra’. Quizás las viviendas perduran hasta hoy (y seguirán) por esta común unión temporal de quien la deseaba y de quien cumplía ese deseo”.
Luego de esta verdadera lección de Arquitectura, de Patrimonio… Pichy se mete también en parte de esta Historia, y me comparte fotos que recibió de la Familia propietaria.
Solo me queda saludarlo, y pensar en la próxima casona… la de la semana que viene.
Gracias Cumpa Pichy.
#VillaMagdalena
#HiemacarToma12
#PatrimonioArquitectonico