La lluvia que cayó en la región desde la noche del miércoles fue recibida como una bendición por los bomberos que trabajaban desde hace días en los focos que atacaron zonas de Cosquín, Valle Hermoso, Casa Grande y La Falda y que amenazaban con ingresar a Río Ceballos y Unquillo.
Más de 200 miembros de los cuerpos de bomberos de la región trabajaron en los distintos frentes de fuego.
La lluvia detuvo el fuego cuando estaba cerca de viviendas en sectores de Punilla.