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La historia de Adriana, tras 30 años de trasplante: “Quisiera que en Carlos Paz haya un lugar para concientizar sobre la importancia de donar órganos”

Adriana Herrera tiene 52 años y hace 30 le realizaron un trasplante de hígado para que pudiera seguir viviendo. Hoy cuenta su historia para concientizar sobre la importancia de donar órganos, “un acto de amor al prójimo que no tiene precio y brinda una segunda oportunidad a quien está muy enfermo”, sostuvo.

La compleja operación de Adriana fue realizada en el Hospital Garrahan, prestigiosa institución de salud de Buenos Aires. Tras la misma, la mujer tuvo una segunda oportunidad de vida que agradece cada día. Actualmente, Adriana trabaja en Villa Carlos Paz, y tiene una hija, Cynthia, quien es “su motor de vida”.

En un aniversario más de su trasplante y a días de hacerse un nuevo chequeo médico en la capital del país, Adriana contó su historia a Carlos Paz Vivo!

“Nací en el 73. Mi enfermedad empezó a transcurrir a los 7 años por una hepatitis común. Es decir, yo la transcurría a la hepatitis mayormente de pie, nunca en cama. Cuando me encontraron la hepatitis, yo ya la tenía demasiado avanzada. El doctor Martín Perissé junto a un equipo médico de Villa Bustos, Santa María de Punilla, lograron estabilizarme”, recordó Adriana.

Y continuó: “Sin embargo, mi salud fue complicándose día a día, entonces no quedó otra alternativa que trasladarme a Córdoba, donde fui internada en el viejo Hospital de niños, el cual se transformó en mi segundo hogar” .

Luego, destacó: “Después de estar un año internada, apareció la magia del doctor Joaquín Kon, un buen médico que encontró mi patología que se trataba de una hepatitis autoinmune”.

Posterior al diagnóstico, la vida de Adriana continuó normalmente. Iba a la escuela y siempre era controlada por los médicos, hasta que en un momento, comenzó a sufrir hemorragias digestivas.

Las hemorragias digestivas y el stent

“Fueron transcurriendo los años pero en un momento empecé con hemorragias digestivas que complicaron la situación hepática. Tenía varices esofágicas. Luego tuvieron que colocarme un stent. Fue un gran milagro, ya que justo hacía poco tiempo que se hacía esa operación del corazón en Argentina”, comentó Adriana.

En relación a la colocación del stent, expresó: “El doctor López Araoz, un médico del Hospital Privado fue quien me colocó el primer stent”.

Después de un tiempo, la enfermedad de Adriana fue avanzando y la única alternativa que quedaba era realizar el trasplante de hígado.

“En Córdoba no se hacía ese trasplante, mi obra social no me cubría la operación. Entonces, finalmente, mis padres y los médicos se comunicaron al Hospital Garrahan de Buenos Aires, donde me recibieron en el 92. Allí conocí al excelente equipo médico del Dr. Oscar Imventarza y a todo su equipo”, manifestó la mujer.

La espera hasta el trasplante de hígado fue muy larga para Adriana, ya que era necesario aguardar por un órgano que fuera totalmente compatible para ella.

Adriana junto a su familia, festejando los 30 años de trasplante.

Crisis emocional

“Fue muy difícil aguardar todo ese tiempo en el Garrahan hasta el trasplante porque extrañaba a mi familia, aparte por la poca información que existía en ese momento respecto a los trasplantes y demás. Recuerdo que en septiembre del 94 me dio una crisis emocional muy grande porque no podía aguantar más en Buenos Aires. Me habló el Dr. Oscar Imventarza y me dijo palabras que hasta el día de hoy las tengo muy presente: ʼAdriana yo te quiero trasplantar con un hígado el 99% compatible para vos. Sé todo lo que vos sufriste en esta vida y creo que te merecés que te trasplante bien y que tu hígado funcioneʼ. Eso me dio un poco más de aliento y esperé”, rememoró Adriana.

Un 24 de octubre del año 94, los médicos comunicaron que habían logrado encontrar un hígado para Adriana.

“Recuerdo me dijeron qu era de un joven de 17 años de Mar del Plata, más de eso no puede saber. Estaba tan agradecida… Ahí empezó a cambiar mi vida y hoy por hoy he pasado altibajos en el proceso de recuperación, pero siempre he puesto energía y muchas fuerzas. Por eso este 2024 lleg a mis 30 años de trasplante y en el transcurso de ese tiempo, en el año 2000, llegó mi hija que hoy tiene 24 años., manifestó la mujer al respecto.

Su motor de vida y la fundación

“Cynthia, mi hija, se transformó en mi motor de vida, es el timón de mi barco. Hoy ella ya es una profesional, le pude dar un futuro siendo mamá soltera”, dijo Adriana con orgullo.

Y sumó: “Hace unos años había organizado una fundación llamada Los chicos de la esperanza, para ayudar a quienes como yo, tenían que trasplantarse. La verdad es que hice muchos amigos en el camino. Me dolieron muchísimo las pérdidas de mis amigos. Muchos se quedaron en la lista de espera y a otros los operaron pero después, lamentablemente, no se recuperaron”.

Adriana Herrena y su hija Cyntia.

Su trabajo

“En Carlos Paz me abrieron las puertas de mi trabajo. Soy un agradecida al tener trabajo y más en mi situación, porque hoy por hoy es muy difícil todo”, manifestó Adriana .

Para finalizar, la mujer expresó: “Quisiera que en Carlos Paz y en la zona tuviéramos un lugar donde poder hablar sobre ese tema y que la gente entienda realmente la importancia de donar órganos, donar vida y lo que eso significa para los enfermos, la posibilidad de recuperarse, de seguir viviendo”.