Carlos Paz Vota. “Yo lo voto a Juan”. Así, corto y sencillo, pero con una marcada entonación “trapera”, Juan Schiaretti inauguró en Córdoba en las pasadas elecciones la utilización de ese género musical en el marketing político. Y lo hizo con una notoria llegada.
La inclusión del voto joven, sumada a las nuevas formas de comunicarse que tienen los jóvenes potenciadas por las redes sociales y sus algoritmos, obligan a los diseñadores de campañas políticas a agudizar el ingenio para hablarles a los jóvenes en su idioma.
En este sentido, la utilización del rap y el trap, ampara esa posibilidad por dos factores. Primero porque a los chicos les llega, es su idioma, pero por otro lado, en este género no es tan importante lo musical y si lo que se dice. El mensaje es el eje de la música en si misma y por tanto permite transmitir el contenido; es hacia donde va focalizada cada pieza.
De esto tomaron nota algunos de los candidatos y jefes de campaña locales, incluyendo dentro de su abanico comunicativo mensajes en código de trap, generando una verdadera “Batalla de los gallos” (tal el nombre con el que se denomina a las competencias de trap) entre los candidatos.
En primer caso, el de Rodrigo Serna, quien utilizó un tema con potentes arreglos musicales, habla de renovación y del pedido de la gente hacia la candidatura de Serna, pero sin un contenido audiovisual que lo respalde.
Escuchalo:
Por el lado de Unidad Ciudadana, los jóvenes que respaldan a Matías Mowszet como candidato a intendente se asumen como tales y por tanto incitan a través del género a sentirse parte. La producción audiovisual tiene además un componente fundamental para darle carácter genuino a la pieza.
Por último, en el caso de Emilio Iosa, también hay una arenga hacia los jóvenes en el “votate” y “despertemos juntos”. Si bien está pensado más como jingle, por eso su corta duración que no permite una extensión mayor en los conceptos. El coro repitiendo el nombre del candidato en una segunda pista intenta además la imposición del mismo.