Ocurrió en el partido de liga entre Bolívar, local en La Paz y San José. Matías Duró, el portero local, valiéndose de rápidos reflejos, su potencia de piernas y la liviandad del aire que existe en la altura, el arquero aprovechó que su colega rival había subido a cabecear para intentar empatar el partido y de un fuerte derechazo metió el gol.
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