En una final vibrante disputada el 30 de noviembre en el estadio Monumental de Nuñez, Botafogo logró su primer título de la Copa Libertadores tras vencer a Atlético Mineiro por 3-1. Este duelo, el primero en la historia del torneo entre dos equipos brasileños en territorio argentino, dejó momentos memorables y consolidó a Botafogo como un nuevo gigante del continente.
Cargado de emociones
El encuentro comenzó con dramatismo, ya que Botafogo quedó con diez jugadores apenas en el primer minuto debido a la expulsión de Gregore por una dura falta.
A pesar de esto, el equipo carioca supo reponerse. Luiz Henrique fue la figura clave del primer tiempo: abrió el marcador con un potente disparo tras un rebote y luego provocó un penal que Alex Telles transformó en el segundo gol.
Atlético Mineiro respondió al inicio del segundo tiempo con un gol de Eduardo Vargas, pero no logró concretar las múltiples oportunidades que generó. En el tiempo añadido, Júnior Santos sentenció el partido tras una jugada individual, consolidándose además como máximo goleador del torneo.
Camino al título
Botafogo sorprendió a todos en esta edición de la Libertadores. Tras avanzar como segundo en su grupo, eliminó a Palmeiras, São Paulo y Peñarol en las fases eliminatorias. Este título no solo corona una temporada histórica, sino que posiciona al club entre la élite del fútbol brasileño y continental. Por su parte, Atlético Mineiro, campeón en 2013, no pudo repetir la hazaña a pesar de un plantel competitivo liderado por figuras como Hulk y Eduardo Vargas.
Impacto en el fútbol sudamericano
Con este triunfo, Brasil reduce la brecha con Argentina en la tabla histórica de la Libertadores: ahora suma 24 títulos frente a los 25 de los clubes argentinos. Este logro refuerza el dominio reciente de los equipos brasileños en la región, destacando la calidad y profundidad de su fútbol.