El 7 de noviembre de 1986, en una casa de Balcarce al 600, en Rosario, un antes y un después ocurriría en la casa del músico Fito Páez: su abuela y su tía abuela, las mujeres que lo habían criado, y una empleada doméstica embarazada, fueron asesinadas.
Este hecho desolador en la vida del músico que, acosado por los medios quien lo querían implicar diciendo que los crímenes eran una “venganza narco”, decidió viajar hacia Tahití y gestar el disco “Ciudad de pobres corazones”, un hito en su carrera y en su vida personal.
El 24 de agosto de 1987, Walter de Giusti, quien había sido compañero de la escuela de Fito, fue hallado culpable y condenado a reclusión perpetua por estos crímenes y otros más, sucedidos días antes.
Fito junto a sus abogados en la comisaría.
Carlos Paz Vivo! dialogó con Federico Anzardi, periodista entrerriano que escribió el libro “Hay cosas peores que estar solo”,en el que tras un arduo trabajo de investigación que constó de más de 80 entrevistas, con músicos, periodistas, políticos, vecinos de la casa de las abuelas de Fito, con sus amigos y con el mismísimo Rodolfo Páez, relata esos días oscuros en la vida del músico ahondando en los detalles de esa trágica historia.
Federico Anzardi, el autor de “Hay cosas peores que estar solo”.
“Estuvo 4 años escribiendo el libro y si no lo hubiera entregado a la editorial, todavía estaría investigando porque siempre hay algo más”, el autor que recorrió todos los archivos de bibliotecas y hemerotecas para hacer la investigación más completa posible”, contó Anzardi
“El libro está escrito en forma de novela policial para que lo pueda leer cualquier persona que conozca o no la historia” explicó el autor quien además explica que “Fito iba de la tristeza absoluta a la euforia más grande”, por lo que no sólo se profundiza en el caso sino en los sentimientos e ideas que pasaban por la cabeza de Páez en aquel entonces”, agregó.
El autor tuvo un largo encuentro con Fito Páez en el que tuvo su palabra en primera persona sobre el sufrimiento padecido en aquellos años, “Fue muy cordial, súper amable, accesible y predispuesto a charlar. No quiso escuchar el disco porque se acordaba todos los detalles y se cuestionó mucho a sí mismo siendo que él no tenía la culpa de nada”.
“Me sigue sorprendiendo cómo hizo Fito con 23 años para sobrellevar todo lo que pasó. En menos de un año murió su padre y sus abuelas. Se quedó sin familia. Todo lo que lo había formado y educado en su casa en Rosario se destruyó y me sorprende cómo salió adelante y componer una canción como ‘Ciudad de pobres corazones’ que la presentó en vivo 2 semanas después de los crímenes”, concluyó Anzardi.