En el parque nacional de White Sands, Nuevo México, Estados Unidos hallaron huellas humanas que se remontan hasta 23.000 años, hasta la Edad de Hielo.
Los resultados reavivarán el debate científico acerca de cómo la especie humana se expandió por primera vez a través de las Américas, lo cual implica que lo hizo en una época en la que enormes glaciares cubrían gran parte de su camino.
Hasta ahora, las herramientas más antiguas conocidas, como puntas de lanza, raspadores y agujas, databan de hace unos 13.000 años. El año pasado se encontraron herramientas de piedra en una cueva de montaña en México que data de hace 26.000 años, pero los expertos se mantuvieron escépticos y la investigación no obtuvo legitimidad.
Los nuevos hallazgos reforzaron la hipótesis de que cazadores–recolectores siberianos se trasladaron durante la edad de hielo a Alaska, donde vivieron durante generaciones hasta que se abrieron corredores libres de hielo que les permitieron extenderse hacia el sur.
El estudio de White Sands añade ahora una nueva línea de evidencias de sobre la llegada temprana: en lugar de herramientas, los investigadores han encontrado huellas. Estas huellas fueron descubiertas inicialmente en 2009 por David Bustos, director del programa de recursos del parque, pero recién ahora se sabe con exactitud de qué tiempo databan.
Juntos han encontrado miles de huellas humanas a lo largo de las más de 32.300 hectáreas del parque. Una huella la hizo alguien que caminó en línea recta durante casi 2,5 kilómetros. Otra revela a una madre que deja a su bebé en el suelo. Otras huellas fueron dejadas por niños.
¿Por qué perduraron?
Las pisadas se materializaron porque hubo gente que caminó sobre un terreno húmedo y arenoso a la orilla de un lago. Con el paso del tiempo, las huellas fueron rellenadas ligeramente por sedimentos y el suelo se endureció. Pero la erosión posterior las hizo aflorar.
En algunos casos, las impresiones sólo son visibles cuando el suelo está inusualmente húmedo o seco; de lo contrario, son imperceptibles a simple vista. Pero el radar de penetración terrestre puede revelar su estructura tridimensional, incluidos los talones y los dedos del pie.
También mamuts, lobos gigantes, camellos y otros animales dejaron huellas. Un conjunto de pisadas refiere a un oso perezoso inmenso que evitaba a un grupo de personas, demostrando así que estaban en estrecha compañía.
Se hicieron pruebas con Carbono y otros elementos encontrados como semillas y rocas y los resultados son inequívocos: las huellas son humanas y datan de hace más de 20 mil años.