Por Carlos Torosi. La explicación del auge de nuevas formas de estafar inversores utilizando viejas fórmulas.
En una época en la que todo debe ser inmediato, a diario surgen noticias de gente estafada por algún sistema piramidal ideado que ofrecer enormes márgenes de ganancias al capital aportado. En algunos casos es gente desesperada y, en otros, personas crédulas intentando ganar dinero sin esfuerzo.
Hoy la es noticia Generación ZOE, la organización que se valió de capacitaciones y criptomonedas para sacarle dinero a sus seguidores.
Pero todo comenzó con un inmigrante italiano llamado Carlo Ponzi -de allí el nombre de Esquema Ponzi- quien en la década de 1920 se radicó primero en Canadá y luego en Estados Unidos. Allí tuvo la idea de obtener utilidades vendiendo SRI, un sistema internacional de sellos postales que permitían abonar al remitente el cargo del envío de correspondencia, algo muy común en ese momento.
Para eso creó una empresa que prometía ganar dinero a quienes invirtieran como accionistas. Como no encontraba la manera de generar ganancias con los sellos postales, decidió que los mismos inversores fueran quienes financiaran los intereses que había prometido.
Descubrió que esto sólo es posible si continuamente hay gente ingresando al sistema. Pero en cuanto el ingreso de nuevos inversores decrece y alguien comienza a sospechar algo raro, se produce una “corrida” –todos los inversores quieren recuperar el capital al mismo tiempo- y, ¡oh sorpresa!, el dinero no está.
En el gráfico que se muestra abajo se observa un ejemplo de sistema piramidal que comienza con tres personas invirtiendo cinco mil pesos y vemos como se incrementa el monto del capital aportado por cada “ronda” (cada vez que un alguien de adentro convence a tres nuevos inversionistas).
Queda claro el motivo por el cual alguien llega a la conclusión de generar un nuevo “negocio” ofreciendo pagar intereses exorbitantes ya que luego de diez rondas se pueden acumular casi 300 millones de pesos o más de 2 millones y medio de dólares a la cotización oficial -con impuesto país y retención de ganancias- o cerca de 1 millón y medio de dólares adquiridos en el mercado paralelo.
En Argentina, hay noticias casi a diario de nuevas estafas. A continuación un pequeño resumen de nuevos casos de fraude con similares características a Generación ZOE:
- Adehmar Capital: tiene su sede en Yerba Buena, Tucumán. Celebró acuerdos por los que se comprometía a pagar a los ahorristas intereses de entre el 10 y el 23% en pesos y del 15% promedio en dólares cada 30 días durante seis meses, cumplidos los cuales el inversor podía recuperar el capital o seguir invirtiendo.
- En el Telar de la Abundancia se invitaba al público (en general femenino) a colocar su dinero con promesas de retribuirle intereses gigantescos.
- En Estados Unidos, los casos de Maddof y Stanford.
- En Albania, la actividad desarrollada por varias empresas de estructura piramidal había llegado a representar en 1997 el 50% del Producto Interior Bruto. El fraude acabó afectando a dos tercios de la población, y los disturbios y conflictos que provocó, acabaron con la vida de más de 2.000 personas.
- En España, las estafas de Gescartera y Afinsa-Forum Filatélico también tienen algunas similitudes con la perpetrada por Madoff aunque a una escala mucho menor.
Parece haber razones que empujan a las personas, superando grados de educación, círculos sociales u otros límites racionales. Pareciera haber un mínimo porcentaje que entra en la pirámide sin intuir, al menos, que son operaciones fraudulentas que implican alto riesgo. Con todo, el marco de regulatorio es determinante para preservar la salud del sistema financiero y para controlar operaciones y movimientos financieros que más allá del tamaño, pueden ser especulativos o fraudulentos.