La escritora compartió una imagen en su cuenta de Instagram para celebrar el nacimiento de su nieto y destacar la fuerza de Zahira, la hija que tuvieron en común.
La imagen es producto de una lucha de años y un fuerte trabajo interno que Gabriela Arias Uriburu logró realizar con el correr del tiempo. Todo esto le permitió compartir la Navidad en familia y también junto a Imad Shaban, su exesposo y quien la alejó de sus hijos a fines de los noventa.
Según destaca la revista Gente, la evidencia quedó plasmada en las últimas horas cuando compartió un carrousel de fotos en Instagram que tiene como protagonista a su hija Zahira, que la convirtió en abuela hace pocos días, pero en donde se puede ver al jordano compartiendo la escena y dejando como prueba que el foco ahora está puesto en mirar hacia adelante.
“Feliz Cumpleaños @zeelifee . Llegaron los 30 y con una hija. ¡Aquí está todo tu equipo! Shaban’s Family, Roomi’s Family y Arias Uriburu Family. Gracias por darnos felicidad, que se llama Jena”, escribió la escritora al publicar una foto desde Londres.
Y añadió: “Gracias por tu coraje, tu valentía, tus valores, tu entrega, tu inteligencia y tu amor. Siempre lo supe pero este tiempo la vida te pidió que lo demostraras cada día”.
Además, destacó: “orgullosa de ver tu maternidad desplegándose y creando las vida” y manifestó agradecer “todo lo que hizo posible estar a tu lado este tiempo único e irrepetible”.
A lo largo de los últimos años, Gabriela Arias Uriburu (58) realizó un trabajo interno por medio del cual buscó encontrar paz y reconciliarse con su dramática historia de vida: su marido, Imad Shaban, intentó alejarla de sus tres hijos llevándoselos a Jordania.
“Trabajando con mi árbol genealógico, hace poco nos enteramos de que una bisabuela por parte del lado paterno vino con una hija desde Francia. Esa hija nunca volvió a tener contacto con el padre. ¿Se van dando cuenta? Yo hice una fundación que aborda a los niños encontrados”, comenzó relatando la escritora en el marco de la presentación de Vínculos II en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
“Yo decía: le estoy diciendo a todos mis ancestros que los niños se encuentran para vincularse con sus dos papás. La vida es gracias a esas dos personas que se encontraron porque llegamos a esta vida gracias a un hombre y a una mujer”, añadió en aquel momento.
Y siguió su relato con un interrogante para luego dar detalles de una anécdota que generó una bisagra: “¿Pero adónde está el árabe en esta historia? Una de mis sobrinas viajó a Salta y una persona le preguntó quién era su mamá. ‘Isabela Arias Uriburu’, respondió. Esa persona quiso saber si no habían sacado la nacionalidad española ya que hay una enmienda para los nietos. Y a través de los Arias se descubrió que nuestros ancestros tenían judíos”.
La escritora remarcó que “en ese momento Zahira (su hija) había tomado la fuerza de defender a los palestinos en Israel. Ella está todo el tiempo hablando de la historia de su abuelo. Cuando tenía la posibilidad de tener una ciudadanía europea por un judío… es fuerte. Ahí entendí por qué me casé con el árabe”.
“No hay nada más difícil para una persona religiosa que tener que esconder quién es o simular. Eso le ha pasado a un montón de personas que vinieron de Europa. Por eso la historia con Imad tuvo un tinte religioso complejo”, explicó.
“Yo me propuse hacer los papeles, pero no sé si se van a aprobar. A Zahira le conté que tenía la posibilidad de hacer la ciudadanía de Portugal por unos ancestros judíos. Ella no lo podía creer. La vida va jugando sus ciclos. El padre de Imad es de una ciudad de Palestina a la que ellos les quitaron sus tierras y terminaron siendo refugiados en Jordania. Hay mucho dolor respecto a esto”, finalizó.
Fuente y foto: Revista Gente