El concejal Carlos Quaranta cuestionó con dureza la decisión del gobierno municipal de cerrar al tránsito un tramo de la costanera del lago San Roque entre la medianoche y las 6 de la mañana, con el objetivo de reducir ruidos molestos y maniobras peligrosas.

Según expresó, la medida representa “la prueba de la incapacidad del gobierno de controlar los espacios públicos” y no resuelve el problema de fondo: la falta de controles efectivos por parte del municipio.

Quaranta sostuvo que la colocación de barreras físicas para impedir el acceso vehicular solo trasladará el problema a otros puntos de la ciudad, como balnearios o barrios residenciales. “Si los jóvenes no pueden reunirse en este sector de la costanera, buscarán otro. Esto ya ha ocurrido antes”, advirtió.

Además, afirmó que el Estado local debería garantizar presencia de inspectores y fuerzas de seguridad, en lugar de imponer restricciones al uso de espacios públicos emblemáticos. “Los vecinos pagan tasas altísimas. Lo mínimo que esperan es una política de seguridad y convivencia eficaz”, remarcó.

“El cierre de este tramo puede ser el comienzo de una política errática: hoy es la costanera, mañana puede ser la plaza de los Palos, Casado o cualquier otro lugar”, agregó.

Finalmente, instó al gobierno a revisar la decisión y a desarrollar soluciones integrales que equilibren el derecho al esparcimiento con el orden público. “Gestionar la convivencia no es cerrar espacios. Es enfrentar los conflictos con responsabilidad”, concluyó.