Por Sol Castro. En estos días, el clamor es más fuerte que nunca, se intensifica a medida que transcurren las semanas, los meses. No sólo pedimos que dejen de matarnos, sino que dejen de violarnos, de vulnerar nuestros derechos, de acosarnos, de meternos a todas en un misma bolsa sin tener en cuenta los matices, las luchas y los contextos mismos en los que éstas tienen lugar. Pedimos que dejen de señalarnos con el dedo, acudiendo a ideologías extremas o a dogmas religiosos.
Hoy más que nunca solicitamos el cese de la violencia hacia las mujeres en todas sus expresiones, aún siendo conscientes de que a medida que el movimiento feminista se torna más fuerte y se expande hacia las nuevas generaciones, construyendo de a poco nuevas masculinidades y mostrando las múltiples formas de ser mujer, -las diversas maneras que encontramos de ocupar espacios y conquistar derechos que antes nos eran negados-, se va manifestando también una respuesta de reacción, patriarcal y dominante. Esa que sigue reproduciendo con una actitud recalcitrante la violencia, que llevada a su extremo asesina y destruye vidas, y que en la cotidianidad se expresa en el seno de la familia y se impone hacia las instituciones sociales. Se trata de una violencia hacia la mujer, que aún forma parte del funcionamiento económico y social de sistema.
Números que lastiman
Todos los días morimos. Cada 34 horas matan a una mujer en nuestro país. En Argentina, desde que comenzó el 2019, el odio hacia la mujer y hacia las minorías sexuales como trans y travestis, aumentó como una caldera que mantiene vivo al machismo y a sus formas más cruentas de poder.
En lo que va del año, ya se produjeron 29 femicidios, 4 en la provincia de Córdoba. Hubo crímenes sexuales como el de la adolescente de 14 años que fue violada por cinco hombres en Miramar o el de la jubilada de 85 años que fue abusada sexualmente por un asaltante que ingresó a su vivienda en La Plata.
Sin ir más lejos, aquí en Villa Carlos Paz, el fin de semana pasado, una joven denunció ante la Justicia haber sido violada al salir de una discoteca. Por otro lado, en la localidad de la Falda, una mujer de 26 años fue asesinada a puñaladas por su ex pareja, quien además tenía antecedentes y una orden de restricción impuesta a principios de febrero. La lista es interminable.
Además, en este 2019 se cometieron 15 travesticidios, de los cuales en sólo tres se investigaron las causas.
Según el Registro Nacional de Femicidios, elaborado por el Observatorio de las Violencias de Género “Ahora Que Sí Nos Ven”, desde el 1 de enero y hasta el 16 de noviembre de 2018, se produjeron en Argentina 260 femicidios, con 227 víctimas mujeres, 14 femicidios vinculados de mujeres y niñas, 19 femicidios vinculados a varones y niños y 17 travesticidios.
La pregunta gira en torno a si es posible como sociedad revertir estos números alarmantes.
Buscando las causas
Pero ¿por qué los femicidios se reproducen con fuerza?
Como explica la profesora e investigadora Teresa Incháustegui Romero, los femicidios se comprenden “en el marco de la dominación masculina orientada por el deseo sexual y de control sobre el cuerpo y la libertad de las mujeres. Se identifica la complicidad del orden legal del Estado y de otras instituciones hegemónicas (medios de comunicación, cosmovisiones religiosas) que lo disimulan, toleran, justifican o incluso atenúan su gravedad mediante la prevalencia de legislaciones penales que justifican estos crímenes, cuando no los amparan incluso en las leyes del matrimonio civil que mantienen todavía una fuerte carga patriarcal”.
La hipótesis de Romero, formulada en uno de sus trabajos de investigación sobre la violencia contra las mujeres en México, país tristemente célebre por los femicidios de Ciudad Juárez, forma parte de un análisis sociológico que también permite entender parte de lo que sucede en nuestro país, y en otros de Latinoamérica sobre el tema.
La fuerte crisis del orden patriarcal, el cuestionamiento a las formas de la dominación masculina por el colectivo feminista de mujeres que reclaman por la emergencia social de su género, y la conquista de sus derechos en diferentes ámbitos, serían factores que inciden en el incremento en la violencia femicida.
Según el estudio, el femicidio conlleva un doble mensaje. Para las mujeres establece los límites que el patriarcado no está dispuesto a que sean transgredidos. Para los hombres marcados por el pensamiento machista, el mensaje es de poder, dominio y posesión, generándose un vínculo entre violencia-control-placer sexual , como la marca más extrema del patriarcado.
Sin embargo, a pesar del aumento de la violencia, no son pocas las conquistas que se han logrado desde el movimiento feminista, a lo largo y a lo ancho del mundo, durante más de 70 años de lucha, sumado al notable crecimiento y la expansión de sus ideas, en la actualidad.
Pañuelos verdes
Un día como hoy, un 19 de febrero, organizaciones feministas presentaron por séptima vez en el Congreso Nacional, el proyecto del aborto legal, seguro y gratuito. Acción que fue acompañada por un potente pañuelazo, y que marcó un antes y un después dentro del movimiento de mujeres. Por primera vez hubo un debate serio e intenso en el Congreso sobre el tema, que se extendió en toda la sociedad.
Si bien el proyecto fue rechazado en el Senado en agosto de 2018, decisión que apoyada por sectores de la iglesia católica y la evangelista, este 2019 será la octava vez que el proyecto se presente.
Pero esta vez se trata de un tema urgente, que necesita ser resuelto por el Estado, y que de ninguna manera puede seguir revictimizando vidas, como la de la niña jujeña de 12 años a la que le obligaron a continuar con el embarazo, producto de la violación y del abuso infantil; o el caso de la adolescente 15 años de Salta, que murió en un hospital de la ciudad, tras haberse practicado un aborto clandestino, sólo por nombrar algunos. No podemos seguir destruyendo vidas por motivos religiosos o idelógicos, que no se sustentan en la realidad y sus estadísticas.
Todavía hay mucho por resistir, por reclamar, por cambiar. La lucha está en su auge y nada podrá detener la reivindicación de nuestros derechos, de nuestros reclamos como mujeres y minorías que buscan ecuanimidad y justicia para todas y todos.
Como dijo Maya Angelou, autora y activista de derechos civiles, en su famoso poema: “Puedes dispararme con tus palabras, puedes herirme con tus ojos, puedes matarme con tu odio, y aún así, como el aire, me levanto”.
Referencias:
-Teresa Incháustegui Romero, “Sociología y política del feminicidio” en http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0102-69922014000200004&fbclid=IwAR3-5uKP48BAugLhecGLJNgoLK6WDgJB9Wqdso14NLM8G4pqJsI4dtjPAu4#back1
– A un año del primer pañuelazo: https://www.filo.news/actualidad/A-un-ano-del-primer-panuelazo-mas-de-cien-ciudades-pediran-por-el-aborto-legal-20190219-0016.html
– Femicidio en la Falda: tercera víctima en cinco días: https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/femicidio-en-falda-tercera-victima-en-cinco-dias