Foto archivo: Chris Pizzello/Invision/AP.

Quincy Jones, el legendario productor y compositor que cambió la historia de pop en los años ochenta y trabajó, entre muchos, con Michael Jackson, Frank Sinatra y Ray Charles, murió el domingo por la noche a los 91 años, según ha confirmado su publicista Arnold Robinson.

Jones, nació en Chicago en 1933 y coronado como rey Midas de la música popular de la segunda mitad del siglo XX, falleció en su casa de Bel Air, California, rodeado de su familia.

«Esta noche, con el corazón lleno pero roto, debemos compartir la noticia del fallecimiento de nuestro padre y hermano Quincy Jones. Y aunque esta es una pérdida increíble para nuestra familia, celebramos la gran vida que vivió y sabemos que nunca habrá otro como él», anunciaron sus allegados a través de un comunicado.

Coloso del jazz, productor visionario y músico superdotado, Jones fue trompetista, compositor, arreglista, productor, director y compositor de bandas sonoras. Un hombre orquesta en el sentido más literal del término que durante siete décadas se multiplicó para tocar jazz, gospel, blues, soul, funk, R&B y, en fin, cualquier cosa que le cayera entre las manos.

Legendaria e histórica fue su alianza con Michael Jackson, de quien produjo ‘Off The Wall’, ‘Bad’ y, claro, ‘Thriller’, pero en su historial de servicios destacan otros hitos nada menores como la dirección de la orquesta de Frank Sinatra, colaboraciones con Billie Holiday, Lionel Hampton y Miles Davis, media docena larga de nominaciones a los Oscar, grabaciones con Ray Charles y Sarah Vaughan, 28 premios Grammy (y otras 79 nominaciones), la conjunción astral de ‘We Are The World’, la vicepresidencia de Mercury Records.

Un largo camino para un prolífico y disruptivo productor que nació en Chicago en plena Gran Depresión y sufrió en sus carnes los estragos de la pobreza. Su madre sufría una enfermedad mental y fue ingresada en un manicomio cuando Jones era joven (años más tarde, se presentó en un concierto de Quincy en el mítico local de jazz Birdland de Nueva York, montando un escándalo que le dejó muy afectado). Su abuela, exesclava, le cocinaba ratas y zarigüeyas para desayunar, así que Quincy y su hermano Lloyd no tuvieron más remedio que endurecerse y envilecerse para sobrevivir.

Siendo un niño, probó fortuna como gángster, pero no tardó en descubrir que la música se le daba mejor. «Por primera vez en mi vida no sentí soledad ni dolor ni miedo, sino más bien alborozo, alivio e incluso iluminación», diría de la primera vez que se subió a un escenario. Con 11 años, la trompeta le salvó la vida; con 14, convertido ya en esponja de blues, be bop, R&B y dixieland, conoció a Ray Charles y escribió su primer arreglo para Clark Terry, trompetista de Count Basie.

Tocó en la big band de Lionel Hampton, colaboró con Thelonious Monk, Charlie Parker, Billie Holiday, Louis Armstrong, Gene Krupa, Miles Davis, Ray Charles o Dizzy Gillespie, y a mediados de la década de los cincuenta viajó a París para estudiar composición con la gran Nadia Boulanger.

Su encuentro con Pablo Picasso

También fue en esa época cuando tuvo un bizarro -y según él, crucial- encuentro con Pablo Picasso en París, que según el propio Jones «le abrió los ojos al valor del verdadero arte». Fueron a comer juntos, y el pintor pidió lenguado meuniere, «comió el pescado con cuidado, colocó bien los cubiertos cuando terminó de comer y acercó suavemente el plato con las espinas de pescado a la luz del sol. Sabía exactamente dónde colocarlo para que se resecara lo suficiente como para servir de lienzo maestro… Luego cogió unos rotuladores y convirtió las espinas en un diseño multicolor de Picasso. Cuando pedimos la cuenta, Picasso empujó su plato hacia delante… Fue su forma de pagar… ¡¡¡Al día siguiente esas espinas estaban en la pared expuestas como un cuadro!!!»

Sinatra, que lo contrató como arreglista y director de orquesta, lo rebautizó como ‘Q’; Aretha Franklin y Herbie Hancock lo ficharon como arreglista; y Henry Mancini le abrió las puertas de Hollywood, donde firmó las bandas sonoras de ‘A sangre fría’, ‘El prestamista’, ‘El color púrpura’ y ‘En el calor de la noche’, entre muchas otras. Fueron años de éxitos y excesos, de turbulencias sentimentales y ambiciones creativas que le llevaron a convertirse en ejecutivo discográfico y hombre de negocios todoterreno, convirtiéndose en el primer vicepresidente afroamericano de una gran compañía discográfica, Mercury Records, en 1961.

Entre sus logros más mediáticos también está haber sido el productor de la canción ‘We Are the World’, que fue grabada en una serie de sesiones donde tuvo que poner orden entre los famosos que acudieron a la cita solidaria. En 2016 cumplió uno de sus sueños, al producir un ambicioso espectáculo para el Museo Smithsonian que resumía doscientos años de música afroamericana.

Fue el artista que más nominaciones ha recibido para los Grammy, con un total de 79, y de ellas ha recibido 28 galardones. También ha recibido el Grammy Legend Award, Premio Kennedy, la Medalla Nacional de las Artes y la Legión de Honor, entre otras distinciones, y en el año 2001 publicó su autobiografía ‘Q: The Autobiography of Quincy Jones’.

Fuente: ABC