Por Luis María Amaya. ¿Qué es el fascismo? Hace tiempo, unos cuántos años diría, un amigo –que decía ser un pusilánime, y que tenía la capacidad para escudriñarse a sí mismo con una inteligencia y una gracia sólo comparables a la de Woody Allen- tenía a su vez otro amigo: machista, misógino, homofóbico, clasista con visos de racismo, y judío. Sí, paradójicamente.
Mi amigo, un buen día volvió a invitarme a comer un asado con el ‘suyo’; yo recuerdo, entonces, haberle preguntado si Fulano siempre se comportaba del mismo modo, o sea, si ¿siempre? se comportaba como un machista, misógino, homofóbico y clasista con visos de racismo.
Porque en realidad, Fulano era ‘su’ amigo y no el mío, era él quien llevaba años conociéndolo y tratándolo, no yo. Se lo preguntaba porque, a lo mejor, Fulano tenía otra faceta de su personalidad que podía atemperar la que yo conocía. Mi amigo dudó, se llevó la mano al mentón, me miró, y me dijo: “Vos sabés que sí… Siempre se comporta así”. O sea, nuestro sujeto en cuestión no tenía otra faceta. Esa era su forma de andar por el mundo. Y su sentido común no interpelaba el sentido común de mi amigo; quien, en muchos aspectos, tenía poco ‘en común’ con él.
¿Qué es el fascismo?
Daniel Feierstein escribió hace poco: “En un sentido más teórico, el término ‘fascismo’ remite a la posibilidad de caracterizar una ideología, un modo de funcionamiento institucional o un conjunto de prácticas sociales.”
O sea, desde esta perspectiva -que no olvida los ejemplos históricos del nacionalsocialismo alemán, del fascismo italiano o, más cercano en el tiempo, el franquismo fascista en España- el fascismo también puede entenderse como un conjunto de prácticas sociales.
Boaventura de Sousa Santos lo llamó fascismo societal, para diferenciarlo, específicamente, de esos fascismos históricos que acabamos de mencionar, y para situarlo en el lugar desde donde emerge: la sociedad civil.
Ese conjunto de prácticas sociales tendrían un aspecto en común, definitorio, en todas ellas el Otro es percibido como abyecto , y por lo mismo susceptible de ser excluido, negado, eliminado. Ese Otro abyecto es considerado como un otro ilegítimo, que no merece la existencia.
¿Qué es el fascismo?
El fascismo es una ideología que (como toda ideología, no necesariamente refleja lo real, sino que opera como una forma de construir poder para darle un sentido específico a lo real) entendida como práctica social se propone quitar del medio, negar el derecho a la existencia, a todas aquellas prácticas o a aquellos Otros que, por abyectos, sean despreciables.
En este sentido es una ideología que opera al nivel de la superficie de lo cotidiano. Que propone representaciones hegemónicas de lo bueno, lo correcto, lo moral, lo permitido, con la indeclinable aspiración a que no haya derecho alguno de disentir con ellas. Una ideología que aspira a la totalización del sentido de la vida y de la existencia. Que aspira a un sentido común totalizante, totalitario, y excluyente, que llegado el caso se siente con derecho a matar, con derecho a ‘hacer desaparecer’.
Ludwig Wittgenstein supo decir alguna vez que nuestro mundo tenía ‘la amplitud de las palabras que poseíamos para nombrarlo’, y que ‘el sentido’ de las cosas había que buscarlo ‘en la superficie’ del lenguaje que usábamos para nominarlas.
Espejito, espejito… ¿quiénes somos?