La escuela pública Ricardo Bernabé Fernández de Villa Independencia puso en marcha este año un proyecto original relacionado con la música, el trabajo manual, la proyección de diferentes habilidades, entre otros contenidos y que viene enlazado a otra experiencia que llevan adelante desde hace cinco años.
Se trata de un novedoso Taller de Lutería que ya se ha comenzado a dictar para los alumnos de los grados superiores; cuarto, quinto y sexto, con la perspectiva de que puedan llevarlo adelante en todos los grados. María Elena Marconi, directora de la Institución, cuenta la trayectoria del profesor que está haciendo realidad esta idea. “El profesor Juan Bustos comenzó a trabajar con nosotros hace cinco años, como maestro de música, con un taller de percusión. En ese momento comenzó a trabajar como suplente y luego fue titularizado en otra escuela, en Tanti. Pero bueno, como pasa muchas veces cuando hay trabajo en común, empatía con los proyectos, al pensar en este Taller, pedimos al Ministerio la posibilidad de contar con Juan y nos la dieron y está bien decirlo porque nos permite seguir trabajando y que lo que proyectamos siga creciendo”.
Juan cuenta su trayectoria docente: “Este el quinto año que estoy en la escuela y hace cinco años que soy docente, empecé en la Bernabé y ojalá termine allí. Me encontré con un grupo de docentes muy comprometidos y eso no me sorprendía porque no conocía otra realidad, después empecé a ver y me di cuenta de que no es algo tan común, el presentar una propuesta y tener el sí siempre cercano, las ganas de empezar y llevar adelante proyectos con todas las ganas”
“Yo soy percusionista y, cuando comencé con el taller de Percusión hace cinco años, lo trabajamos primero desde la conciencia social: la propuesta para los alumnos era utilizar materiales reciclados como instrumentos. El trabajo era, también, con los maestros de cada grado para darle diferentes ópticas. Con eso tuvimos tres años intensos de aprendizaje en los que pudimos visitar con los chicos a otras escuelas, mostrar lo que hacemos en distintos lugares y, además, ir incorporar otros materiales reciclados, latas, tachos, etc. Mi trabajo en general es lograr que ninguno quede afuera por eso comenzamos pensando en cómo lo vamos a mostrar a fin de año, que ellos sientan que estamos trabajando para un público o muchos públicos que vean nuestro trabajo y que todos estén presentes. Dentro de ese trabajo grupal se privilegia el compañerismo, la incorporación de aquel a quien más le cuesta. Se viven cosas como que llevas la planificación para hacer tal tipo de ritmo y se arman debates sobre la vida que ocupan toda la hora”.
Este trabajo con la percusión le dio a Juan otra idea que toma la comunidad educativa y que ya se comenzó a implementar este año 2017 con los alumnos, el Taller de Lutería. Vaya una palabrita para la definición de lutería que es el oficio del lutier, aquel que fabrica y repara instrumentos que pueden ser de cuerda, viento o percusión. “El taller es nuevo para la escuela, nuevo para mí como profesor y nos enteramos que también es nuevo para las escuelas primarias de la Provincia.” YO veía que los chicos, cuando hacíamos percusión con materiales reciclados, querían modificar los instrumentos, tanto embelleciéndolós como experimentando con el sonido, sacando o agregando partes. Esto es lo que me motivó a este proyecto de fabricar los propios instrumentos. En principio fue una prueba pero después dije no, vamos a hacer instrumentos en serio, afinados y prestos para tocar. Lo principal era que el niño termine su instrumento y lo pueda llevar a su casa para inspirarse a continuar, para que no quede en la nada”.
El proyecto, por demás ambicioso, plantea la elección y fabricación de instrumentos concretos para cada grado: “En este momento, hemos comenzado con cuarto, quinto y sexto. Quinto comenzó con la fabricación de shekeres o shekerés, un instrumento del norte de África que se hace con una calabaza que tiene un tejido con hilo y semillas en su composición original, nosotros vamos a usar cuentas plásticas que están agujereadas en el medio para reemplazar las semillas que son difíciles de conseguir. Sexto grado, por su parte, va a fabricar metalofones que es como un xilofón pero con las placas de metal. Este instrumento se afina rebajando las planchas de metal por lo que trabajamos en conjunto con el profesor de música, Martín, para conseguir esa precisión. Por su parte, para cuarto grado la propuesta son flautas de pan, en principio vamos a hacerlas con tubos plásticos o cañitos de metal, esos que se usan para colgar cortinas, pero el proyecto contempla el conseguir hacerlas de caña.”
Cuando llegaron las primeras herramientas donadas por particulares, papás, profes y todo el que comenzó a enterarse, los chicos se entusiasmaron: “Me sorprendió mucho la recepción. Los chicos tocaban las herramientas, las comparaban, recordaban usos en casa. Y eso es muy importante porque el trabajo que planteamos es un poco ese, poner algo propio. El trabajo que comenzamos con los nudos de los shékeres es un ejemplo de cómo cada uno se apropia de su instrumento inventando la manera más cómoda o más simple o más bella de hacer ese nudo y eso me parece importantísimo, yo doy la guía y ellos descubren cómo queda mejor volviendo atrás si hace falta”, describe Juan.
Además del objeto en sí, los alumnos aprenden la historia del instrumento y también aprenden técnicas para manipular las herramientas, las medidas de seguridad y todo lo que significa construir con las manos. “Esto nos permite ganar tiempo, además, para terminar con el taller que hemos construido en la propia escuela aprovechando un depósito. Lo hicimos nosotros mismos con el portero de la escuela, volteamos una pared, agregamos otra parte, pintamos y ya está casi listo. Ahora nos hacen falta las herramientas para lo que estamos pidiendo ayuda a la comunidad”.
María Elena Marconi resume lo que significan las propuestas artísticas para los alumnos y los resultados de esa construcción: “les despierta mucho la sensibilidad, la escucha, el apreciar, el deseo de compartir la creación, de percibir las habilidades propias y del otro para integrarlas. La gente que nos visita en la escuela se asombra del ambiente que se crea en esos espacios de comunión con lo artístico, de trabajo de creación”.
La escuela Bernabé Fernandez tiene más de 400 alumnos de todos los barrios de Villa Carlos Paz y una propuesta educativa en la que la contención, la integración y el encuentro trascienden las palabras para instalarse en los propios actores que conforman su comunidad. A veces la cuestión económica nos retrasa un poco, dice su directora, “pero no es un obstáculo que no podamos vencer”. Hoy el pedido hacia la comunidad es la donación de herramientas para el taller, pueden ser gubias, sierras, serruchos, lijas, instrumentos de medición, etc. Juan agrega que cualquier herramienta puede encontrar su utilidad en el taller, también las eléctricas. Es una gran oportunidad para acercarse a la escuela y ser parte, un poquito, de esta propuesta en la que los protagonistas son los alumnos y su tarea de creación.