PhoTortul 1882
“En la ladera de un monte”
Barrio Villa San Miguel – V.C.Paz
Agosto de 2020
Cuando un Catalán cantó aquello de:
“En la ladera de un monte, más alto que el horizonte, quiero tener buena vista” #Findelazita
…es sabido que se refería a ‘Su Mediterraneo’, de atardeceres rojos, al que se habían acostumbrado sus ojos, como el recodo se acomoda al camino.
Bien.
¿Y qué tiene que ver esa poesía cantada con la foto de esta #ParejaInoxidable que visité hace unos días con mi #CuarenCam ?!?
Tal vez nada.
O un poco.
Solo se que cuando llegué al barrio más joven de La Villa de Don Carlos Nicandro, recién incorporado a su ejido y con servicios aún en ciernes, llamado Villa San Miguel; la vista del magnífico San Roque, uno de los lagos artificiales más antiguos del mundo, me cortó el aliento.
Y me acordé de esa canción del Nano.
Bueno.
Sigo.
Javier estaba regando su jardín con ‘aguas grises’, de un ligero olorcito a ‘usada y reutilizada’ en la vida hogareña y por ende, permitida para riego en plena sequía 2020, que sumada a la pandemia, completa un panorama complicado en Carlos Paz y su entorno.
Mariela estaba sentada ‘casi’ bajo un ‘Molle de Beber’, quizás el árbol autóctono más bello de nuestra región semi árida. Especimen serrano que va al podio con El Algarrobo y El Coco… o El Tala… o El Chañar. Salgo del brete botánico en el que me metí, recordándole a Maru el riesgo de ‘siestear’ bajo un Molle.
Ella sabe de esa creencia popular con connotaciones cuasi legendarias y se levanta… y empezamos a hablar de Ellos. No de los molles, sino de la Familia que aquí vive.
Los Ciabattari son: la fonoaudióloga Mariela Sebria, el Ingeniero Javier, y sus hijos adolescentes, (que por allí andan) Valentino y Francesca.
Son Carlospazonzos, ya con papeles, desde hace varios años, pero como una gran mayoría, provienen de la bota santafecina. Ambos nacieron en Wheelright, pueblo de raigambre ferroviaria. Tras su infancia y adolescencia santafecina, emprenden un largo periplo europeo, laboral, automovilístico, que los unió con lazos de ‘soldadura eterna’, ya que estamos hablándo de fierros.
Javier Ciabattari es el ‘famoso’ de la pareja, porque sale en La Tele casi todos los domingos. A Mariela eso poco le importa. A mí siempre me gusta aclarar la diferencia entre ‘famoso’ y ‘prestigioso’. Famoso se puede ser por ganar la lotería o por matar a tiros a John Lennon, como el estupido de Michael Chappman. El prestigio te lo ganas con el esfuerzo, el trabajo, la dedicación y el ingenio. Y Javier Ciabettari es un prestigioso Ingeniero con dilatada trayectoria en el automovilismo santafesino, regional, nacional… europeo… mundial (Formula 1 con Enrique Scalabroni en tope de gama)… y nacional nuevamente (cuando vino a trabajar con el Pejerrey Belloso en el Equipo Oficial Renault). Tiene varios campeonatos en el lomo (el más festejado, con Pechito López) en las grandes ligas, casi siempre junto al Cachi Scarazzini, y es uno de los tantos talentos que termina viniendo a vivir a Carlos Paz, a causa de ese núcleo laboral que fue, es y será el taller de Víctor Rosso.
Con Javier nos reímos al recordar el lanzamiento de los Honda Civic en plena Pampa del Leoncito, San Juan, en el sitio más plano del planeta (sueño de los terraplanistas), vestidos de traje negro con Rosso, Leo Monti y Marcelo Ambroggio… junto a los pilotos top Pechito López, Pato Silva, Leonel Pernia y Carlitos Okulovich… con mi cámara volando en el helicóptero del Compañero Gioja que poco después caería a tierra en un accidente que casi le cuesta la vida al gobernador.
Mariela lo acompañó siempre en el destino al que los fierros lo llevaron. Se encargó de los chicos, y de la casa… pero sin descuidar su profesión, estudiando, equipándose y capacitándose hasta hoy.
Hace unos 35 años que se conocen… entonces. Calculo sin preguntar la edad porque soy un caballero.
El que diga que ‘de un Castigo’ no puede salir nada bueno… debería conocer la historia de Maru y Javier. Ambos estaban ‘en penitencia’ en el patio, en la única Secu del pueblo, con 13 y 16 años respectivamente, purgando por penas diferentes (nada graves), pero indisciplinados a fin de cuentas.
Al tiempo ya estaban de novios.
Más tiempo y se fueron juntos a conquistar el mundo.
Ella ‘se recuperó’ y nunca más padeció penitencias.
A él le tocarían algunas suspensiones en el automovilismo… de puro apasionado, tano y calentón.
-Me podes hacer de todo, que me la banco, pero me pone loco la traición. Y eso me perdió algunas veces”; me dice. Y consta en La Corsa y Carburando.
El presente 2020 los encuatra trabajando en sus profesiones a ambos.
Ella en diversos consultorios y dispensarios de la Villa, recordando especialmente su paso junto a la pediatra Marcela Viada, a Susy Pérez y a la psicóloga Norita Ordóñez.
Él tiene su taller modelo en Falda del Carmen, el FDC, al que vi nacer (a través de mi camara) cuando apenas tenía techo y se armaban los Fiat oficiales casi al aire libre.
Hoy sobrellevan este difícil año que pasará a la historia como el de la sopa del murcielago chino, en cierto modo, reinventándose y adaptándose con imaginación.
El FDC está, sin carreras a la vista, ocupando el ingenio y el sudor de su gente en cosas muy importantes, motivadas por el COVID 19, y de las que fui testigo una vez más con mi cámara, aunque por ahora no me dejen mostrar nada.
Le pregunto, curioso e interesado:
-Javier, si las carreras volvieran mañana… ¿el FDC seguirá con estas áreas de investigación en otros rubros?!?
-Ni lo dudes, Luis, de esta pandemia salimos con otra mentalidad. En el FDC seguiremos desarrollando otras áreas de la alta ingeniería; me responde con cara de genio loco… pero que no come vidrios.
¿Dije vidrios?!?
La Cuarentena encuentra a los Ciabattari en este paraíso, con esta vista, en un lote que les consiguió el Cuchu Borrione y con una casa que apenas se ve desde la tranquera de la calle Gautier, porque está del otro lado de la loma. El Molle zafó de varios incendios y está apuntalado, pero es el corazón del predio y su monumento mayor. Debajo de la casa, que ellos mismos pensaron y en muchas partes hasta metieron mano (las puertas y La Cava por ejemplo), tiene características de avanzada, modernas y ecológicas, como paredes especiales que ayudan en lo térmico y paneles solares para generar energía propia.
-En Villa San Miguel los servicios están en pañales, apenas hay un convenio por el agua y la recolección de residuos sólidos. Y pará de contar… pero tenemos mucha consciencia ambiental y le buscamos la vuelta.
Bromeo con algo serio (y contradictorio) de sus profesiones: Maru trabajaba con los oídos y Javier vive hace años de una profesión de ruidos ‘insanamente bellos’ (para los fanáticos)… y que a muchos ha llevado a la sordera.
-Sí, y no es lo único que sufren Ustedes; me dice incluyéndome en esa lista de trabajadores entre motores y auriculares- Muchos tienen ‘acúfenos’ de por vida por eso.
Mientras Mariela me aclara que son los ‘acúfenos’ (son esos ruidos permanente que siente la persona por haber estado expuesta a ruidos extremos o por largos períodos), Javier camina hasta el Molle y vuelve con una botella, con el pico para abajo.
¿Había dicho vidrios?!?
-Este Champán es para Vos, Luis. La base es de la cosecha de mi amigo Martinelli, que tiene un emprendimiento en Calamuchita, y en mi Cava lo hicimos espumante con el método ‘Champenoise’, que otro día te cuento. Enfríalo boca abajo y destapalo así, perdiendo una parte del líquido para que salga la levadura. Te lo tomás con tu mujer en una noche romántica y luego me contas; me dice.
Ya no le veo la cara de ingeniero loco… sino la de un tipo que sabe disfrutar de las cosas buenas de la vida.
Y sí.
Dime con quién andas…
Javier es muy amigo de los mejores ‘Galenos de Córdoba’, de una mesa especial, con ‘Discretos Encantos’ como los del Compa Lewit, y de allí salió una misiva firmada por el Doctor Carlos Presman, que días atras, a lo Favaloro, le recetó una saludable copita de vino antes de una ducha caliente y vapor… para frenar una gripe incipiente.
Los despido con la CuarenCam, pidiéndoles que repitan el primer beso, ese plaza de pueblo, pero con un lago de fondo.
Y Yo me voy, de novio con mi botella dada vuelta, bajo el brazo.
Me queda una frase de Maru, que conociendo Europa y tras rechazar ofertas de ir a laburar ambos a Buenos Aires, donde Dios (dicen) atiende, cuando mirando el Lago, detrás del Molle, me dijo: “De Carlos Paz no nos vamos más. Éste es nuestro lugar en el mundo”.
#MarielaYJavier
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