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El Torreón de petróleo

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“El Torreón de petróleo”
San Martín y Córdoba – V.C.Paz
Invierno de 2019

El plano podria haber sido más generoso, más amplio…y la foto de mas calidad…pero salió así: sencillita y de celu. Con foco y detalle en la parte curva, donde está esa especie de torre…de torreón…con esos trabajadores allí…hermoseando la fachada.

Paso caminando seguido por El Hotel de los Petroleros, a mitad camino entre mi cama y la compu de Tortulandia (perdón si estoy siendo demasiado gráfico con las referencias), frente a ‘La Caminera’, a la Axion que ayer fue Esso…al Hotel Libertador que ahora es de ‘Los Compa’ de la UOCRA…al esquinón de San Martín y República Argentina.

Hoteles gremiales, frente a frente: Petroleros y Constructores. Pero vamos hoy con los primeros…los del SUPE.

Supe que ‘El SUPE’ fue ‘El Torreón’ alguna vez, hasta mediado de los 70s. y fue magníficamente manejado por 2 entrañables personajes de esta Villa: Don Carlos Bartmus y el Gordo Tosti.

El arquitecto Carlos Bartmus (hijo), alias Carlitos y hemanito de Huguito (ambos conservan el diminutivo de Pueblo) al ver esta fotito (en adelantó, vía Wasap) me contó unas cuantas cosas, con las tripas conmovidas:

-“Luisito, me vas a hacer moquear”; me escribe, aplicándome también el diminutivo, y sigue: “Allí se casaron mis padres. Al inicio lo alquilaban al Hotel con mi padrino, el Gordo Tosti. Luego, mi viejo lo compró y lo trabajaron allí con mi tía María Cristina Bartmus hasta que se lo vendió a los Petroleros…en el ‘74-75”.

Lo que sigue parece pre historia de la hotelería, pero fue ayer nomas: como vacacionaba la clase media argenta:
-“Eran épocas donde veraneaban en la Villa, con ‘Pensión Completa’, un promedio de 30 días o más, en familia. Había casos que se venían de Buenos Aires e instalaban a la familia todo el verano, y el jefe del clan seguía allá laburando y venía unos 15 días a compartir parte de las vacaciones.”

Lo que sigue es parte de la épica de esos pioneros empresarios de la Villa que aplicaban ingenio y lo regaban de sudor:

-“Mi viejo vendía paquetes turísticos…y lo hacía así: los subía al Bus en Buenos Aires, los despedía allá…y los recibía acá en el Hotel El Torreón. Para lograr eso, él se venía en su Coupe Fiat 1500 viajando toda la noche”.

Carlitos me lo cuenta por escrito y agrega un necesario Emoticón de una carita riendo (con lágrimas saltonas) y no dudo de su relato, más allá de ser El Hijo, ya que lo conocí a Don Carlos, ya convertido en Empresario Inmobiliario. Fue uno de mis primeros clientes importantes, al contratarme junto a sus amigos Baremberg, Borrione, González, Marotta (y otros) para armar videos turísticos, allá por 1990. Aún recuerdo su voz ronca y potente, en ese cuerpo gigante, dándome consejos de donde colocar mi cámara para obtener buenos panoramas de la Villa que amaba y que contagiaba con su entusiasmo. La tenía muy clara el grandote.

Sigue Carlitos Bartmus (a esta altura calculo que podría haberme invitado un Ferné más que tanto wasap):

-“Allí pasé mi infancia, hacíamos amigos, aprendí a nadar, ver y jugar a la Pelota Paleta, Frontón, saltos ornamentales que hacían en el trampolín de la Casa Anexa (Piazze) que tenía esas instalaciones y había comprado mi papá, agregandola al Hotel”.

Cuando le pregunto por noviazgos de verano con pibitas turistas…el arquitecto zafa con una cintura envidiable y sale por otro lado:

-“En El Torreón paraban todos los corredores cuando yo era chiquito. Conocí a Carlos Pairetti, Pirín Gradassi y todos los capos en el 70. El Gran Premio de la Montaña, el Desafío de los Valientes se vivía en El Torreón. Lindas épocas tuercas de la Villa.”

El número del teléfono de El Torreón era fácil, lo recuerda Carlitos y coincide con folletos del Piti Bertorello: el 78…juéguele si quiere, sale esta noche.

Más recuerdos del Arqui que allí fue niño:

-“El sereno se llamaba Serafín y fumaba armados que me enseñaba a hacer…”; cuenta, y no me animo a profundizar, ahora es un buen marido y mejor padre…pero lo que sigue es bien de Colegio de Arquitectos, en donde se desempeña hoy:

-“Hace poco entré a verlo…gracias a René Dupont que lo maneja hace un tiempo. La ampliación que hizo el SUPE fue en una parte siguiendo el estilo y en la otra nada que ver, como El Salón…y transformaron la cancha de Pelota Paleta en habitaciones. Pero aún conserva parte de su historia arquitectónica…podría haber sido peor. Para mí sigue siendo El Torreón”.

Lo dejo a Carlitos con tiernos recuerdos de infancia, de su Mamá, de sus juegos, de ladrillos…olvidando romances de verano de niño (lo excuso) y con promesas de Ferné y otras cosas.

El Torreón está allí, coquetamente tratado por el gremio de los petroleros, como parte de la colonia vacacional del SUPE.

Una joya de nuestro patrimonio edificio que se pudo conservar, estructuralmente y en los recuerdos de un niño que ahora maneja el Colegio de Arquitectos.

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