El buque partirá con casi 300 científicos y militares, cerca de 1.800 metros cúbicos de cargas generales y 650.000 litros de gasoil antártico a bordo, que deberá distribuir entre las 13 bases que Argentina opera en el continente blanco.

El rompehielos ARA Almirante Irízar (RHAI) fue despedido esta tarde de martes por autoridades y familiares de los tripulantes en la dársena norte del puerto de Buenos Aires, desde donde partirá a las 5 de del miércoles con casi 300 científicos y militares, cerca de 1.800 metros cúbicos de cargas generales y 650.000 litros de gasoil antártico a bordo, que deberá distribuir entre las 13 bases que Argentina opera en la Antártida.

El Irizar, que fue reconstruido y modernizado en el Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR) del astillero Tandanor, tras el incendio que lo inutilizó en 2007, tendrá como misión el despliegue y repliegue de personal de cargas desde y hacia las bases antárticas argentinas, según dijo a Télam el comandante del buque, capitán de navío Claudio Busso Soler.

“En estos momentos -añadió-, hay unas 200 personas que están en las bases permanentes desde el año pasado, a las que debemos traer de regreso y llevar a sus relevos a través de los distintos medios aéreos y navales que forman parte de la Campaña Antártica de Verano (CAV)”.

“Además de todos los equipos e insumos que estamos llevando, también trasladamos unos 650.000 litros de gasoil antártico, que son tan vitales como el alimento o las medicinas porque toda la energía y la calefacción de las bases depende de ese combustible”, señaló.

El marino indicó que “también estamos llevando todo el material de construcción y herramientas para las tareas de mantenimiento de las bases que en muchos casos tienen edificios de unos setenta años de antigüedad y que aunque cumplen con su función requieren cuidados y refacciones que son comunes en ambientes tan hostiles”, abundó el oficial al mando del buque.

El rompehielos, dispone de una bodega de barriles y otras tres de cargas generales, además de una frigorífica destinada a los alimentos con 80 metros cúbicos refrigerados y 40 metros cúbicos de antecámara, y su hangar permite operar dos helicópteros SeaKing que pueden trasladar hasta dos toneladas de carga en cada vuelo.

Junto a los helicópteros, el rompehielos también dispone de lanchas de desembarco de personal y vehículos que permiten llevar desde el buque hasta la costa cuatro toneladas de carga en cada viaje.

Por su parte, el comandante Busso Soler describió más detalles de la campaña a Télam: “Problemas siempre hay, sí, pero tratamos de estar preparados para afrontarlos, el mayor inconveniente quizás es romper los hielos para llegar a Belgrano II, en la base más austral que tenemos, allá por 78 grados de latitud sur”.

“Estamos hablando de doce grados del polo, para traspasarlo a terrestre digamos son 1.400 kilómetros del polo sur. Para llegar ahí con este buque tenemos que romper mucho hielo, esto significa avanzar sobre hielo de cuatro, cinco metros de espesor”, agregó el marino.

“Si tenemos suerte, vamos a ir por agua libre y canal costero, donde van los livianos, y si se complica: esos son las grandes, no problemas, pero sí los desafíos que tenemos que hacer con este buque, que hasta seis metros puede romper, pero demora más en llegar”.

“Nosotros, hoy por hoy, tenemos todo un sistema satelital de cartas de hielo e información meteorológica las 24 horas, con pronóstico de veinticuatro a cuarenta y ocho horas. No me voy a mandar a un lugar donde tenga un problema, hay sensores a bordo, radares y todo lo que es la información electrónica que favorece muchísimo el trabajo mío”, precisó el comandante del rompehielos.

“La campaña se divide en tres etapas básicamente, con distintos centros de gravedad y son las distintas bases: la primera etapa, el centro de gravedad es la base Belgrano 2, que está en el sur del mar de Weddel; ahí terminamos, y la segunda etapa vamos a Ushuaia, donde repostamos combustible y comida”.

“El segundo centro de gravedad es Marambio, que es una base que también tiene sus complicaciones porque hay que atravesar mucho hielo y encima está sobre una meseta de 200 metros y se hace todo por helicópteros. Hay que tener meteorología para volar. Volvemos a Ushuaia como segunda etapa terminada y la tercera es la otra base, que queda al oeste de la península, la San Martín. Estamos volviendo a Buenos Aires el primero de mayo, en realidad el 2 de mayo porque el primero es feriado”, completó el capitán Busso Soler.