Después de un mes con las puertas cerradas por falta de voluntarios, el Refugio Nocturno Cura Brochero de Villa Carlos Paz reanudó su actividad esta semana, impulsado por la respuesta masiva que tuvo una convocatoria realizada en redes sociales y medios locales.
“La verdad que fue increíble. Recibimos muchísimos mensajes y propuestas para colaborar. No es promoción, pero salir a la luz y que la gente se entere de que habíamos cerrado generó una reacción muy fuerte”, destacó Marina López, una de las coordinadoras del espacio, en diálogo con Carlos Paz Vivo!.
El refugio, que brinda contención nocturna a personas en situación de calle, funciona casi en su totalidad gracias al trabajo voluntario. El cierre a fines de febrero, que se extendió más de 25 días, visibilizó la necesidad urgente de incorporar nuevos “encargados voluntarios”: personas que ingresan a las 18 horas y permanecen hasta las 7 del día siguiente.
“Muchos creyeron que se trataba de un empleo remunerado, y hubo que explicar que se trata de voluntariado. Solo se recibe un viático simbólico. Pero por suerte, entre todas las propuestas, pudimos reorganizar los turnos y formar dos grupos que ya están trabajando”, explicó Marina.
Un regreso esperado por quienes más lo necesitan
La coordinadora aclaró que, durante el cierre del refugio, el equipo de recicladores voluntarios continuó trabajando para generar ingresos y sostener gastos mínimos, pero el impacto en la población en situación de calle fue evidente.
“Mucha gente se acercaba todos los días a preguntar cuándo abríamos. Estaban impacientes, y aunque entendían la situación, se notaba la necesidad”, señaló.
Desde su reapertura, el refugio volvió a recibir personas todos los días de semana, de lunes a viernes, con la expectativa de, en el futuro, recuperar el funcionamiento de lunes a lunes como era originalmente.
El ingreso sigue siendo a las 18, momento en que las personas pueden merendar, darse un baño, cenar y pasar la noche. Actualmente, hay capacidad para 13 hombres y 5 mujeres.
Una tarde de mucha dedicación
La dinámica del lugar incluye tareas diversas que van desde la recepción, la preparación de fichas, la asistencia en duchas, la cocina y el mantenimiento del espacio. “En la cocina, por ejemplo, con cuatro personas por día alcanza, pero cuando somos más, aprovechamos para clasificar ropa, limpiar verduras o acondicionar el comedor”, detalló López, y añadió que una de las metas es renovar algunas mesas y mobiliario donado que ya está en mal estado.
Además, el equipo sostiene un programa de reciclaje activo los lunes por la tarde, donde se clasifican materiales como cartón, PET y telgopor, provenientes de Carlos Paz y localidades vecinas. Aunque el ingreso económico que esto genera es cada vez menor —“el cartón bajó a la mitad su valor”—, la actividad se mantiene por su valor ambiental y comunitario.
Cómo ayudar durante todo el año
El refugio se sostiene también con donaciones de alimentos, productos de limpieza, ropa de abrigo, frazadas, colchones y elementos de higiene. “Todo lo que se usa en una casa, nosotros lo necesitamos por dos o por tres”, señaló Marina, y explicó que circulan entre 30 y 40 personas por día.
Además de las colectas que realizan en julio y diciembre junto a otras organizaciones, las colaboraciones espontáneas son clave: “Hay gente que lleva dos o tres paquetes de fideos, o panificaciones. Eso va sumando y nos ayuda mucho”.
También se puede colaborar llevando materiales reciclables, como botellas PET aplastadas sin tapa o cajas de cartón desarmadas. Y están abiertas las puertas para quienes deseen sumarse como voluntarios, tanto en las tareas nocturnas como en la cocina, el reciclaje o el transporte de donaciones.
La reapertura del Refugio Cura Brochero es una muestra más de cómo el compromiso ciudadano puede generar un impacto positivo en la comunidad. “No es fácil el voluntariado, pero cuando te das cuenta de lo que genera, vale la pena”, concluyó López.