Después de 38 días de hospitalización, el Papa Francisco salió del Hospital Gemelli, donde recibió tratamiento desde el 14 de febrero. Ante una multitud de más de 3.000 personas que se congregaron en la explanada del hospital, el Pontífice brindó un emotivo saludo con pulgares en alto, agradeciendo el apoyo inquebrantable de sus fieles, quienes durante semanas habían rezado por su pronta recuperación.
La voz del Papa, débil pero llena de gratitud, resonó en el aire cuando dijo: “Gracias a todos”. A pesar de su delicado estado de salud, Francisco se asomó al balcón del hospital para dirigirse a la multitud que lo esperaba con ansias. Los fieles, que llegaron desde diversas partes del mundo, coreaban su nombre, gritando: “¡Francisco, Francisco!”, “¡Te queremos!” y “¡Estamos aquí por ti!”. Una muestra de cariño y solidaridad que el Papa agradeció con un gesto de bendición.
Un saludo especial a Carmela, la señora con las flores amarillas
Entre los miles de rostros, uno llamó especialmente la atención del Papa. Se trataba de Carmela Mancuso, una calabresa de 72 años que, con un ramo de flores amarillas en la mano, había sido una de las fieles que visitó al Pontífice durante casi todos los días de su hospitalización. Al verla, Francisco sonrió y exclamó: “¡Y veo a esta señora con las flores amarillas! ¡Es buena!”. La multitud estalló en aplausos y Carmela, visiblemente emocionada, inclinó la cabeza, sin poder contener las lágrimas. “No sé qué decir. Gracias, gracias al Señor y al Santo Padre”, comentó después, aún sorprendida por el gesto.
Una muestra de unidad y esperanza
El Papa no solo recibió el apoyo de los habitantes de Roma, sino también de fieles de diversas nacionalidades. Entre ellos, miembros de la Cooperativa Auxilium, que levantaron una pancarta con banderas del mundo entero y un mensaje claro: la paz. También se encontraba entre la multitud un hombre que había cumplido 75 años el día anterior, quien sostenía una pancarta pidiendo la intercesión de Juan Pablo II para el Papa Francisco.
Emanuela y Adam, junto a sus tres hijos, se acercaron al hospital tras participar en una misa cerca del Gemelli. “Rezamos todos los días por él, era justo que lo vieran”, comentó el padre de familia, mientras sus hijos, llenos de entusiasmo, saludaban al Papa desde la distancia.
El regreso del Papa
Tras su aparición en el balcón, Francisco se dirigió hacia la salida del hospital, donde la multitud lo esperaba para capturar la imagen de su salida en el característico Fiat 500L blanco, vehículo que el Papa ha utilizado en diversas ocasiones para moverse por Roma. La emoción en el aire era palpable, y los fieles lo despidieron con más aplausos y cánticos de “¡Viva el Papa!”
El destino del Pontífice fue la Basílica de Santa María La Mayor, donde, como ha hecho tras cada viaje o tratamiento médico, se detuvo para rendir homenaje a la Salus Populi Romani, la Virgen que ha sido fuente de protección y fortaleza para él. “Gracias por la protección, gracias por la salud”, habría dicho en silencio al llegar a la iglesia.
Un mensaje de esperanza para el mundo
El regreso del Papa a su actividad, aunque en este caso simbólico, ha dejado un mensaje claro de esperanza, fe y unidad. Durante su recuperación, Francisco ha contado con el apoyo incondicional de miles de personas, que, como él, no han perdido la fe en que, a pesar de las dificultades, siempre hay un camino hacia la sanación. “Que Dios los bendiga a todos”, fueron sus últimas palabras antes de regresar a su camino, continuando su misión de ser un faro de luz para el mundo entero.