La misa de Pascua no incluye la homilía del papa, que se reserva sus reflexiones para la bendición “Urbi et Orbi”, un mensaje solemne “a la ciudad y al mundo” que se ofrece a mediodía desde el balcón central del templo.
Pero Francisco rompió la tradición con un improvisado discurso para tratar de responder a lo que describió como una inquietante duda para muchos fieles: Por qué hay tantas tragedias y guerras en el mundo si Jesús resucitó de entre los muertos, una creencia que los cristianos celebran cada Pascua.
“La Iglesia no deja de decir, ante nuestras derrotas, a nuestros corazones cerrados y temerosos ‘paren, el Señor ha resucitado’. Pero si el señor ha resucitado, ¿cómo pasan estas cosas?”, dijo citando accidentes, enfermedades, tráfico de personas, venganzas y odio, entre otras formas de sufrimiento.
“Nadie nos pregunta: ‘Pero, ¿están contentos con todo lo que está pasando en el mundo?’ ¿Están dispuestos a seguir adelante cargando una cruz como hizo Jesús?, preguntó Francisco a los fieles.
La Pascua “no es una fiesta con muchas flores”, prosiguió el pontífice argentino señalando a los jacintos, tulipanes y narcisos, además de ramos de rosas rosas, que decoraban las escaleras que llevan a la basílica.
“Esto es bonito, pero no se trata de esto, es más que esto”, agregó describiendo el día como una ocasión para reflexionar sobre los misterios de la fe.
Francis dijo que la Pascua brinda “una señal en medio de tantas calamidades: una sensación de mirar más allá, de decir no mire al muro, hay un horizonte, hay vida, hay alegría”.