Por Gustavo Oviedo. “Hace dos días parecía que nada iba a pasar , que ya había terminado”, cuenta Lucía, con consternación y una mezcla de miedo y desolación. Es la propietaria de uno de los locales de regionales de Los Cocos Park, un clásico centro turístico que visitan miles de personas todos los años.
Con su mascota en brazos, la mujer sigue rezando para que no cruce la cañada y llegue hasta las viviendas que están detrás del parque de diversiones. Mientras el sonido del cable de acero se confunde con el soplido chillón del viento y el vaivén de las sillas colgantes que no para hace 36 horas y es atendida literalmente “por sus dueños”.
Ellos indican a dónde sentarse y luego aseguran a quienes suben que en este caso no son turistas sino bomberos, con mochilas y bidones con agua y también autoridades y periodistas.
“¡Giro el viento y comienza a volver para Capilla”, dice un subjefe que nos pide que esperemos cinco minutos para que nos atienda Diego Concha, el jefe de Defensa Civil, presente en el lugar .
La otra cara del bombero
Desde afuera se observa la cara de preocupación (y también de cansancio) del titular de Defensa Civil. Mientras analizan datos del viento y escriben sobre un mapa en la pared del tráiler venido en Centro de Operaciones.”Tenemos en todo concepto 270 efectivos trabajando entre bomberos voluntarios, brigada del Sistema Federal, Gestión del Riesgo , Defensa Civil, Plan del Fuego y 30 efectivos policiales que están colaborando en los cortes, están trabajando los aviones hidrantes desde la pista del aeroclub y también el apoyo de un helicóptero”, contó.