Según los especialistas, más allá de que cuidar el bolsillo es un gran motivador, la educación y la constancia en las campañas de concientización y desincentivo son los auténticos pilares para alejar a las personas del consumo del tabaco.
Sin embargo, Marciscano destacó la importancia de la educación para lograr un resultado a largo plazo.
“La educación y la constancia en las campañas de concientización y desincentivo son los auténticos pilares para alejar a las personas del consumo del tabaco”, afirmó.
Según un relevamiento encargado por el Cienta a la encuestadora Aresco, el 22,2% de los fumadores porteños consultados comenzó a fumar menos y el 4,8% dejó de fumar en el último año a raíz del aumento de precios, mientras que el 24,4% cambió por otra marca de menor valor, un 9% compra cigarrillos para armar y el 1,9% los consigue sin abonar los impuestos.
Desde el 2010, Cienta realiza anualmente este relevamiento sobre consumo de tabaco y, desde entonces, la cantidad de fumadores pasó de ser el 27,1% de los porteños al 23,6%: un 4,1% menos.
“Aunque toda merma en este aspecto es positiva, aún no se ve su impacto sobre el área de salud”, se lamentó el médico especialista.
“La gran mayoría de los enfermos son crónicos y las enfermedades respiratorias, así como las relacionadas al cáncer producto del tabaquismo, son aún una de las que más preponderantes”, expresó Marciscano.
Con respecto al factor educación, el presidente del Cienta destacó como las nuevas generaciones ven al cigarrillo como un habito nocivo y están más al tanto de sus efectos sobre la salud.
“La moda ya no es el fumar. Los chicos y los adolescentes se dan cuenta de esto y en esto tiene mucho que ver la constancia de las campañas que lograron penetrar en la cultura con los años. Este es el camino a seguir si queremos erradicar el tabaquismo”, cerró el especialista.