Sol a pleno, poco viento. 15.30 hs. en Carlos Paz. Ya se siente el aire cargado en los vestuarios y cuando, desde dentro del campo de juego se ven ambos grupos de familias, los Azzurros y los del Rojo, hay grandes posibilidades de que el clásico sea una fiesta, después de más de una década de espera. Más de 2000 personas que sólo querían ver fútbol.

Así sea un clásico que, deportivamente, se espera parejo “para el disfrute del público”, ayer no lo fue. Atlético es uno de los dos mejores equipos de la temporada en la “B” cordobesa y lo demostró en 70 de los 90 minutos de juego; con una defensa bien parada en la mitad, hizo difícil la tarea de llegar al arco para Independiente y, en las contras, la velocidad de los medios y los delanteros permitó facturar por quintuplicado al local.

Los dirigidos por Claudio Oviedo salieron a marcar presencia en el estadio de barrio La Cuesta y le salió bien por los primeros 10 minutos. Toda la hinchada visitante protestó al juez de línea por no haber convalidado un tanto que, según ellos, tras un cabezazo la pelota fue ingresó tras la línea de gol y el arquero local volvió a poner dentro de la cancha en su esfuerzo.

 

El gol de Lorenzo Chiozzi, al inicio de la segunda parte, fue un impulso para la visita. Si bien se movió el banco sobre la mitad del tiempo, no alcanzó para inquietar a un Azzurro que sostuvo su intensidad y presición a pesar de las sustituciones.

Festejo del tercer gol del equipo tras el tiro libre de Facundo Acuña.

El tercero de Atlético selló las ilusiones de Independiente.

Benjamín Paredes, ligó dos veces y no dejó pasar las oportunidades. No la dio por perdida en su primer gol y luego definió con tranquilidad frente al arquero visitante luego que una pelota larga le quedara servida en su carrera hacia el ataque.

 

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