Los eclipses suceden cuando un astro (planeta, satélite) oculta a otro desde el punto de vista de un tercero, interfiriendo  en la luminosidad que emite el astro eclipsado.

En un eclipse total de sol como el que va a suceder el próximo martes 2 de julio, la Luna pasa entre la Tierra y el Sol, provocando zonas de sombra de diferente intensidad sobre la superficie de la Tierra. Las regiones donde se pueden observar suelen ser reducidas.

Un eclipse total ocurre en la misma región cada 375 años, por eso es un espectáculo astronómico muy especial.

El primer eclipse de sol del que se tiene constancia y registro es el que sucedió en 1.335 A. C., tal y como aparece impreso en una tabla de arcilla encontrada en las ruinas de Ugarit, situada en la costa mediterránea del norte de Siria.

El próximo eclipse de Sol, será visible desde gran parte de América del Sur y sur de América Central.

“En particular, desde la mayor parte del territorio argentino se podrá presenciar un eclipse parcial de Sol, mientras que se verá como total en una franja de 201 kilómetros de ancho que atravesará el centro de la provincia de San Juan, sur de La Rioja, norte de San Luis, sur de Córdoba, sur de Santa Fe, y norte de la provincia de Buenos Aires, casi sobre el horizonte”, aseguran especialistas del Observatorio Astronómico de Córdoba.

Es posible ver la ruta del eclipse en Argentina y Córdoba, desde acá: http://eclipse2019.unc.edu.ar/la-ruta-del-eclipse/

Más que una definición académica

Un eclipse es mucho más que su definición académica para los humanos. Y con esto propongo remontarnos a nuestros orígenes de nuestra especie, cuando éramos nómades y debíamos mirar las señales de los astros para poder sobrevivir”,  manifestó el astroguía de Capilla del Monte Jonatan Mira, especialista en astronomía cultural, a Carlos Paz Vivo!

Y continuó: “Para los diferentes grupos humanos,  el espacio celeste constituye una construcción social donde el hombre, al levantar la cabeza para contemplar los astros, se está viendo así mismo sin saberlo. Funciona como una suerte de espejo donde nos vemos reflejados y todos proyectamos nuestra cultura”.

Por otro lado, Mira relacionó esta fascinación por los astros como el sol y la luna, con la determinación e influencia de éstos en la organización del tiempo y de nuestras vidas desde épocas remotas.

“El cielo siempre causó admiración y misterio en los humanos, cobrando vital importancia para su supervivencia. Así surge el calendario como herramienta para organizar el tiempo y las actividades de las personas. Esas formas que tiene cada sociedad de construir, manipular y organizar su espacio y tiempo, dependen de las condiciones propias de su cultura, contexto y  época. En este sentido las relaciones que mantienen los humanos con el espacio celeste se tornan indispensables para sostener la civilización y el progreso de su orden social”, aseguró el especialista.

Cosmovisión ancestral 

Para las culturas ancestrales de diferentes partes del mundo, el Sol era un Dios y fue adorado como tal, a diferentes niveles. Por lo tanto, un eclipse total de sol era interpretado como  la muerte del dios o los dioses.

“Significaba el augurio de la muerte del rey, del emperador o incluso como el fin de la humanidad. En todas las sociedades alrededor del mundo, los eclipses y cometas eran los fenómenos más temidos”, indicó en una publicación para la BBC de Londres, el astrofísico Bradley Chaefer, profesor de Astronomía y Astrofísica en la Universidad Estatal de Luisiana, EE.UU.

En la América precolombina, también surgieron mitos y leyendas que intentaban explicar este fenómeno natural tan particular.

Al respecto, Jonatan Mira destacó: “Para los pueblos de Centroamérica el sol es el principal dios del panteón mesoamericano. El hecho de que su paso por el firmamento se viera interrumpido, podría hacer que el equilibrio de la vida colapsara. En este momento nefasto y temido que en lenguas como la maya es náhuatl o yucateco (eclipse) se pensaba que el sol era comido “chi´ ibal ´iin”, decían los Mayas”.

Durante el eclipse se sacrificaban personas albinas. El alimento para el sol es la sangre, su fuerza vital, por ello era importante hacer los autosacrificios, es decir, las personas se ofrecían, estaban de acuerdo porque era parte de su cultura.

“Los mayas tenían especificadas las fechas de los eclipses solares y lunares, aún cuando éstos no fueran visibles de su zona. Lo que da cuenta de su astronomía muy desarrollada”, explicó Mira.

Por otra parte, profecías aztecas anunciaban por ejemplo, que al terminar el reinado de Moctezuma volvería el dios Quetzalcoátl, en la forma de hombre blanco. Lo expresaban de la siguiente forma: “De aquí a muy pocos años nuestras ciudades serán destruidas y asoladas, nosotros y nuestros hijos muertos.”

En 1510, tres años después de la llegada al poder de Moctezuma, se sucedieron un eclipse de Sol y la aparición de un cometa. Al poco tiempo Hernán Cortés desembarcó en las costas de México, siendo tomado por un dios.

Conocé las recomendaciones del Dr. Corvalán para ver el eclipse de sol

 

Notas:

-www.iac.es: el Instituto Astrofísico de Canarias posee abundante información de eclipses. Recursos educativos para descargar, una unidad didáctica sobre eclipses (con actividades específicas para eclipses lunares), otra más genérica sobre ocultaciones, otra sobre telescopios… Año tras año aumentan sus publicaciones.

– Xosé Dositeo Veiga Alonso, Eclipse de Sol. Manual Didáctico, https://www.apea.es,

Instituto de Astrofísica de Canarias.-