Por Sol Castro. La pandemia por coronavirus, entre tantas otras cosas, permitió reflexionar sobre el trato que reciben y la forma de vida que llevan las personas de la tercera edad en nuestro país. Siendo ellas uno de los grupos de riesgo más importantes, mucho se comenzó a hablar de los adultos mayores y de la necesidad de recuperar derechos para envejecer o transitar una vejez digna.
Gracias a los avances de la ciencia, las expectativas de vida de las personas aumentaron considerablemente. Hoy vivimos más y debiéramos vivir mejor, disfrutando de los beneficios conseguidos durante todo nuestro trayecto vital, aunque sabemos que, por diferentes circunstancias, en un gran porcentaje de casos esto no sucede.
Esto nos lleva a pensar una y otra vez: ¿cuál es nuestra responsabilidad como adultos comprometidos frente a nuestros mayores, nuestros padres, nuestros abuelos, o tíos? En Argentina son más de 7 millones los adultos mayores de más de 60 años, por lo tanto, la mirada, por ellos y por nosotros mismos en un futuro, debe estar puesta en brindar cuidados y herramientas cada vez más eficaces con las cuales transitar esa etapa de la vida que se ha prolongado y que requiere de nuevas miradas, atención y soluciones.
No basta con la corrección política de hablar de responsabilidad y decir a viva voz que debemos tratar con respeto a nuestros mayores. Es necesario revisar hacia adentro de cada hogar, de cada municipio, ciudad, provincia, país, qué se está haciendo por mejorar su calidad de vida, ver cómo se los trata, qué sucede con sus jubilaciones, con sus posibilidades de subsistencia y así considerar seriamente qué lugar ocupan ellos en nuestra sociedad, que en definitiva, será el mismo que nosotros ocuparemos.
La fecha especial
Este 15 de junio, como cada año, se conmemora el Día mundial de toma de conciencia contra el abuso y el maltrato en la vejez.
Al respecto, la psicóloga y especialista en Gerontología comunitaria, Mayra Marcuzzi, señala que la fecha “es una invitación a pensar y cuestionar las problemáticas vinculadas a la vejez. Este año, toma especial relevancia. Ya que frente a la pandemia, y las medidas tomadas en torno a este grupo poblacional, se ponen en cuestión los derechos de los mayores y las prácticas instituidas”.
En relación a esto, ¿quién no se cruzó un adulto mayor en plena pandemia tratando de ir a la farmacia o a comprar el pan, porque no tenía a nadie que en ese momento lo asistiera? o, por otros motivos. Recordemos además la cola de personas mayores tratando de cobrar su jubilación en un banco cuando iniciaba el aislamiento. Algo impensado que sucediera en estas circunstancias pero lamentablemente pasó y muchos medios lo registraron.
Por otro lado, en la misma línea, la psicóloga Milagros Baudino, quien trabaja con adultos mayores y Tecnologías de la Información y Comunicación, expresa: “Es un año en el que los mayores han estado en el centro de las discusiones y decisiones. El aislamiento preventivo y obligatorio, las consecuencias que este acarrea, más allá del obvio cuidado físico, nos confronta con tratos y decisiones sobre este grupo humano”.
Ambas profesionales insisten en que el “buen trato es inclusión, es respeto, es tratar al otro, como sujeto de derechos. Hoy más que nunca la comunidad y las instituciones se deben tomar un tiempo para analizar las prácticas y vínculos con los mayores de nuestra sociedad”.
Sin dudas estamos transitando un año que puso a nuestros adultos mayores en el foco de la escena, pero para algo. Se deben tomar cartas en el asunto y hacer pequeños grandes esfuerzos que produzcan cambios sociales relevantes.
Por lo pronto, tanto Milagros Baudino como Mayra Marcuzzi, pusieron en funcionamiento desde el Departamento Punilla, “En Casa”, el primer Club virtual para personas mayores, que los ayuda a conectarse entre sí, a hacer trámites de manera fácil y eficiente, y donde se les brinda herramientas para mantenerse activos física y mentalmente, entre otras cuestiones. Solo por mencionar un buen ejemplo que se generó en cuarentena, con emprendedoras de nuestra región, que ya tiene sus primeros buenos frutos.
¿Qué otras cosas se hacen en casa o en nuestra ciudad para mejorar la calidad de vida de nuestros mayores? ¿A todos nos importa, realmente? Para seguir pensando y sobre todo, para seguir haciendo.