Josefina Liotard es una joven carlospacense que actualmente vive en Nueva Zelanda junto a su familia, en un pueblo muy pequeño de la isla sur, llamado Woodbury, donde habitan alrededor de 200 personas. A sus 25 años decidió emigrar a este país de Oceanía para buscar un futuro mejor, junto a sus hijas y pareja; esto fue en octubre del 2016. Hoy, a sus 30 años, se encuentra con un presente laboral estable y asegura que no solo se siente muy satisfecha por lo laboral y la estabilidad económica del lugar, sino también por la educación pública, gratuita y de calidad para sus hijas, y por la seguridad que el país ofrece para la sociedad en general.
Al momento de tomar la decisión de irse a vivir al exterior, estaba estudiando en el IESS de Villa Carlos Paz, Profesorado en educación primaria. Actualmente, trabaja como asistente de enfermera geriátrica en una cadena de geriátricos. Se desempeña con pacientes que padecen demencia o distintas enfermedades, muchos de ellos son pacientes terminales.
Estabilidad y cultura de la higiene
La mujer tiene tres hijas, la más pequeña nació en Nueva Zelanda. “Actualmente estoy en licencia por maternidad. Decidí que este país fuese mi destino por la facilidad para encontrar trabajo, había mucha variedad, mucha demanda . Hace seis años atrás estábamos buscando con el padre de mis dos hijas más grandes, emigrar, y nos pareció el mejor lugar. La verdad es que nos ha ido muy bien”, manifestó Josefina en conversación con Carlos Paz Vivo!
Luego, aseveró: “La realidad laboral aquí es muy diferente a Argentina, dista bastante en cuanto a la estabilidad en los trabajos y en lo económico, es un país donde no existe inflación. El sueldo rinde mucho más. En un trabajo donde se paga lo mínimo, el salario es suficiente para poder llevar una vida diga, vivir bien”.
Además, la joven madre sostuvo que en Nueva Zelanda” hay una cultura de higiene, respeto por la naturaleza, reciclaje y también mucha seguridad, lo cual es primordial, teniendo hijos”.
Educación pública, gratuita e integradora
En lo que respecta a la educación, Josefina puso el foco en la educación pública y gratuita. “La gran mayoría de los colegios son públicos, tienen muchísima inversión económica de parte del Gobierno. Son muy lindas las instituciones, hay muchos dispositivos y ofertas en cada uno, con psicólogos o psicólogas incluidas. Los primeros dos años, mis nenas tenían una maestra particular pagada por el Estado, que les ayudaba todos los días, por las mañanas, para que aprendieran el idioma”, contó.
Otro dato que dio a conocer Josefina es que las escuelas funcionan por zonas, lo que hace que los padres no puedan elegir a qué institución llevar a sus hijos. “Cada uno va al colegio de su barrio. Primero por una cuestión de seguridad, dado que la mayoría de los chicos van solos desde los 5 o 6 años. Y segundo, al no tener que elegir, todas las instituciones tienen el mismo nivel educativo y ofrecen lo mismo para los chicos”, expresó la mujer.
Respecto por la naturaleza y sus recursos
Nueva Zelanda significa ‘la tierra de la gran nube blanca’ en maorí. Ubicada al suroeste del océano Pacífico y formada por dos grandes islas: la isla Norte y la isla Sur (separadas por el estrecho de Cook), se caracteriza por sus imponentes paisajes naturales de montañas glaciares, lagos, géiseres, playas desérticas, bosques húmedos y campos verdes.
Cabe destacar que en Nueva Zelanda, justo la isla sur, donde vive Josefina junto a su familia, fue locación de la mítica Tierra Media de la saga “El Señor de los Anillos“, dirigida por Peter Jackson. En relación al vínculo que ella y sus hijas tienen con la naturaleza, contó: “Acá podemos tener animales, tenemos muchos pájaros y árboles autóctonos que nos rodean. En los ríos, la gente no escribe las piedras, no tira la basura. Cada uno se lleva su bolsa y junta sus residuos, eso es en todas partes del país”.
La integración social
Como todo en la vida, vivir en Nueva Zelanda también tiene sus aspectos más complejos o menos fáciles de sobrellevar. En tal sentido, la joven relató que si bien ahora ya están bien ubicados, adaptados a la sociedad, con amigos y otros vínculos, en un primer momento les costó un poco insertarse. “Yo sabía algo de inglés cuando llegué acá, pero el idioma no deja de ser un impedimento para vincularte al principio. Uno tiene que sentirse muy cómodo con la forma de expresarse para que te entiendan y demás. Lógicamente las primeras relaciones que tuvimos acá fue con gente que hablaba español, con otros argentinos, por ejemplo”, recordó.
Con respecto a la presencia argentina en el país, aseguró: “En el trabajo de campo, de granja, hay muchísimos latinos, entre ellos argentinos. Es un área donde a los neozelandeses no les gusta trabajar, porque demanda un esfuerzo grande”.
Para los profesionales, Josefina asegura que el trabajo que puedan conseguir, depende de cada uno. “Es como en todo, yo creo que el que realmente emigra con la idea de: ‘yo voy a hacer todo lo que haga falta para quedarme’, va a tener más posibilidades de que le vaya mejor. Para mí pasa mucho por la voluntad. Porque quizás al principio se tenga que trabajar de otra cosa, para luego poder ejercer la profesión de uno”, opinó.
Y añadió: “Depende además si se trata de una profesión demandada en este país, como lo son las ingenierías, programación, veterinarios y todo lo vinculado al trabajo rural. Hoy, de todas maneras, con el Covid-19, el ingreso de personas al país está muy controlada, hasta que de algún modo vaya pasando todo”.
La pandemia y un Estado presente
Consultada por su opinión respecto a la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, quien puso al país en pleno confinamiento desde hace 2 semanas, debido a la llegada de la variante Delta del Covid-19 al territorio, la joven manifestó: “La primera ministra hizo un manejo muy inteligente de la pandemia, que se controló desde abril del 2020. Incluso fue muy halagada por eso. Hoy estamos en un nivel 4 y decretó el aislamiento desde el primer nuevo caso de Covid que se detectó en seis meses”.
Asimismo, Josefina consideró: “La gente quiere mucho a Jacinta, y si hay confinamiento, sabe que es por su bien. Además, no hay un abandono del Estado. Si acá te dicen: ‘No vas a trabajar’, igual seguís cobrando tu sueldo, y eso te trae tranquilidad, que no pasa en todos lados”.
Por último, Josefina admitió que extraña mucho a sus padres y la familia que quedó en Villa Carlos Paz. “Hoy Internet te permite estar más cerca, más presente, pero la verdad es que se extraña mucho. En mi caso, tengo la suerte de que una de mis hermanas y mi hermanastro viven en otros lugares de Nueva Zelanda, y nos vemos seguido. De a poquito los voy mudando aquí..”, bromeó y deseó ver a todos, “muy pronto”.
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