“Amaba su vida y quería ser una persona importante. Era mi único hijo y lo amo”, indicó la madre de Fernando Báez Sosa, junto a una multitud reunida frente a su domicilio en el barrio porteño de Recoleta.
Fernando fue asesinado el sábado 18 de enero por 10 rugbiers a golpes de puños y patadas a la salida del boliche Le Brique, en Villa Gesell, y están acusados de “homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas”.
Emocionada y con una voz desgarrada por el dolor, Graciela pidió “que paguen esos criminales lo que hicieron. Que no le pase a otro chico, justicia por mi hijo”.
Fernando “me da fuerzas para estar con ustedes, acompañándolos”, dijo rodeada por vecinos, amigos, familiares y periodistas sobre una avenida Pueyrredón cortada al tránsito.
Interrumpida por voces y gritos de solidaridad, Graciela manifestó: “que me dijeran que mi hijo falleció no se lo deseo a nadie. Nadie se merece lo que le hicieron a mi hijo, que amaba la vida y él nos amaba a nosotros”.
Luego de reclamar “justicia por Fer”, dijo que sabe que “el país, el mundo está conmigo porque Fer se merece justicia”.
Por último, antes de retirarse de nuevo a su casa, agradeció “a todos por acompañarnos. Sé que es duro este momento, pero me voy a retirar porque Fer me ayudó a estar con ustedes”.
“Quiero que mi ángel los bendiga a todos para que no haya otro Fernando” muerto, concluyó.