A partir de que comenzó a hablarse del coronavirus, y más aún con la declaración de la pandemia y las medidas restrictivas que se dieron desde la semana pasada, la población se fue manifestando no sólo con opiniones en las redes sociales y conversaciones personales, sino también con comportamientos.
Psicosis, paranoia, locura, por un lado; y miedo, temor, preocupación, prevención, por el otro; son algunas de las palabras que, de un lado y el otro, se escucharon en los últimos días según la percepción de la gente sobre el COVID-19. Son palabras y conceptos que, incluso, han generado discusiones y motivado distintos tipos de conductas.
Por eso, más allá de las consecuencias físicas que genera contraer del virus resulta curioso conocer también cómo afecta a la salud mental todo que genera la pandemia y, en consecuencia, la cuarentena obligatoria.
Carlos Paz Vivo! habló con la licenciada en Psicopedagogía con formación en psicoanálisis, Ana María Tallar (MP: 120151), y habló de los extremos, la preocupación por las consecuencias económicas, las conductas por imitación y el rol de la información; entre otras cosas.
Negación versus miedo: los dos extremos
La especialista indicó que existen dos respuestas ante una situación que aparece como muy amenazante, que rompe con una fuerza dramática el control que estamos acostumbrados a tener.
En este caso, señaló: “nos encontramos en una situación que escapa al control y desde ahí surgen las defensas que cada uno tiene en sus vidas y que en este momento se ponen en juego, como, por ejemplo, dos situaciones extremas como la negación y el miedo”.
Tallar explicó que la negación, el sentir que “a mí no me va a pasar nada”, es parte del mecanismo de defensa que implica un riesgo; pero que no aparece mucho hoy, sino que es posible que haya sido utilizado ante situaciones de riesgo o más traumáticas.
El otro extremo es el miedo, que “transforma a todo en peligroso, al otro en peligroso”. “Un miedo que paraliza y también enferma. Aunque la negación también puede enfermar a uno y al otro, por ignorar o pretender pensar que no va a haber consecuencias”, apuntó.
Y sostuvo que en la salud mental impacta teniendo en cuenta la estructura de cada uno. Y ejemplificó: “una persona que tiene rasgos muy obsesivos, en este momento estará subestimando todo tipo de control para, exageradamente o extremadamente, con mucha angustia, tratando de controlar, ultimando hasta el más mínimo detalle, para sentir que de alguna manera está defendiéndose y ayudando a los otros. La situación de pensar que el otro puede ser alguien peligroso también ocurre dentro de ciertas estructuras”.
En cambio, aquellas personas que se manejan transgrediendo, “en este momento transgrede más allá de la implicancia que tiene para sí mismo y para el otro, se podría llamar hasta un poco cínico, el desconocer que lo que hago puede afectar a otro y a mí mismo”, dijo Tallar.
Conductas por imitación
Una de las situaciones que se pudo observar en los últimos días es el comportamiento de la gente al ir a hacer las compras. No sólo se observó cómo muchos corrieron a los supermercados a abastecerse, sino que también sorprendió el tipo de mercadería que llevaban; como por ejemplo el papel higiénico.
Ante esta situación, Tallar respondió que “mucha gente no se detiene a pensar en qué va a hacer ante esta situación, porque los estados que se generan son de mucha ansiedad”.
Y dijo que “muchos hablan de cuánto van a engordar en este tiempo, de la ansiedad, la angustia, la incertidumbre; el no saber cómo reestructurar la vida que se impone para vivirla de otra manera en este momento”.
Por otro lado, consideró que “las personas salen detrás de algo que no saben si es lo que consideramos que debemos hacer. Entonces se produce un fenómeno de masa: una persona ve a otra llevándose 20 litros de aceite y piensa que de esa manera va a ponerse a salvo, sólo por el hecho de ver a la otra persona”.
Consecuencias de la preocupación por la situación económica
Con respecto a las consecuencias en la economía familiar y nacional que se anticipa y que va a generar esta parálisis en el país, opinó que venimos en una carrera que parecía imposible de frenar, que era una carrera dirigida a lo económico como nuestra forma de vida y el consumo constante sin parar.
Planteó que hay dos situaciones: aquellas personas que se ven severamente comprometidas en su situación económica y lo que consideramos como indispensable.
“Quizá, durante un tiempo sea indispensable cambiar las prioridades de lo que considero necesario para vivir. Hay un montón de cosas que están dentro de nuestras vidas generadas desde el consumo y quizá tengamos que priorizar otras situaciones en la vida antes que las económicas, por supuesto no estoy hablando de no comer”, lanzó.
Y agregó: “Esto nos llevará a una propuesta de solidaridad y de ver cómo de alguna manera alguien ayuda al otro. Entonces, esta frase que está todo el tiempo, ´nos salvamos todos o no se salva nadie´, me parece que hace a algo muy importante, que es cómo se van a generar situaciones para que lo económico en un punto pueda salvarse en todos sus aspectos”.
¿Cómo influye en la salud corporal?
Tallar aseveró que toda afección en la salud mental nos vuelve más vulnerables.
“El extremo miedo puede matarnos en esta situación. Por eso es muy importante advertirlo. A mí me parece interesante el mensaje del Gobierno y muchas cosas que he ido escuchando en pequeños videos, que han sido intervenciones calmas, que no incentivan al terror y desesperación, sino a que se tome conciencia”, señaló.
Y añadió que “en el desacelerar, hay personas que no pueden vivir sin trabajar porque el trabajo es el eje de su vida, como un movimiento constante”. Ante esto, consideró que es fundamental analizar el deseo, que en psicoanálisis es el motor.
“Le llamamos deseo a aquello que nos mueve a hacer algo. El deseo, en este caso, se complejiza porque aparece la idea de la muerte como algo peligroso, tangible y cercano. Lo que se puede oponer a esta sensación de muerte, es mantener vivo el deseo que cada uno lo habrá construido en aquello a lo que uno lo motiva y lo liga a la vida, que es lo que uno le gusta y puede hacer, encontrarse con eso puede ayudar mucho también”, explicó.
Psicosis, pánico e histeria
La profesionalcriticó que se hayan tomado términos de la salud mental para describir una situación, pero son todos términos extremos.
En este sentido, explicó: “La paranoia es la sensación de que de cualquier lugar puede provenir una amenaza letal y esto cuando es exacerbado se transforma en un cuadro patológico. Términos como, psicosis, histeria. La histeria se relaciona, en término coloquial, a una persona nerviosa, con inquietud. En realidad, la histeria en psicoanálisis tiene que ver con otra cosa pero se utiliza habitualmente como el nerviosismo. Pero son términos de situaciones psíquicas severas que representan la situación crítica”.
Por otro lado, ejemplificó: “hay muchas personas que tienen miedo de que les pase algo a ellos o a su familia. Escuchan que hay un virus Francia y sienten que por escucharlo en la tele ya lo van a tener. Estos casos hay que trabajarlos con las personas, porque está muy cerca de lo que es el pánico”.
El rol de la información
Si bien son indispensables los medios de comunicación y todas las redes para transmitir cómo cuidarse y para realmente tomar un buen conocimiento de qué se tiene que hacer y cómo, también hay una sobre-información y mucha repetición de lo mismo, lo que se considera como bombardeo de la información.
Ante esto, consideró que es necesario invitar a que regulen esto y evaluar si les hace bien.
“Hay que ver a qué exponerse. Si estar todo el día enchufado a la noticia nos genera incertidumbre, más ansiedad y desesperación, hay que parar. Me interesó el llamado que se hizo desde el Gobierno a los medios, a asumir la responsabilidad más que nunca de lo que significa el efecto de cómo se comunica, qué se comunica, el modo en que se lo hace y la necesidad de transmitir una información realmente verificada, porque hay una responsabilidad frente a lo que genera en el otro”, dijo.
La especialista advirtió que, en este momento, estos efectos podrían ser potencialmente muy destructivos. “Hay que cuidar el aparato psíquico, hay que cuidar la subjetividad y cada uno puede en una forma introspectiva ver, de acuerdo de cómo es cada uno, con las condiciones que lo rodean, para cuidarse mejor y ayudar a cuidar a los otros”, expresó.
“Conservar el lazo social”
Ante todo lo expuesto anteriormente, Tallar dijo que es muy importante conservar el lazo social. Aunque no podamos tener contacto físico con el otro, señaló que hay muchas alternativas para seguir en contacto.
“Siempre decimos que el lazo social es lo que, en la mayoría de los casos, garantiza la salud. Cuando hay alguien que se encierra y va cortando los lazos, es una alarma, una alerta. En este momento tenemos que quedarnos en nuestras casas; pero no significa cortar el lazo con los demás, porque implicaría un problema de salud mental”, acentuó Tallar.